Respuesta de la terapeuta: El trauma que ocasiona el incesto en las niñas suele ser severo y la recuperación podría tardar años si no se les ofrece un acompañamiento psicológico especializado.
La confianza básica es quebrantada y la inocencia rota. Además, se altera el apego apego. Los padres que deberían proteger, cuidar y amar a sus hijas vulneran su fragilidad psicológica y emocional. Manipulan conscientemente mediante engaños y amenazas.
En muchos casos, los padres incestuosos dicen a sus hijas que lo hacen por amor, porque son sus preferidas, pero, a la vez, les advierten que no se lo cuenten a las madres. Es un lenguaje ambivalente que les genera confusión y sensación de falta de control sobre lo que les sucede. Es decir, les comentan que no es nada, que es por amor, pero que mantengan el secreto.
Además del lenguaje contrapuesto, en el comportamiento ocurre lo mismo. ¿Por qué callar y mantenerlo de manera oculta si no está mal?
Las niñas difícilmente pueden salir de esta situación de abuso sexual y psicológico dado que están bajo amenazas y las condicionan al silencio.
El dolor emocional y psíquico activan los síntomas de evitación o elusión como mecanismo de sobrevivencia. Las víctimas no quieren hablar porque mantendrían viva la herida emocional.
Las niñas violadas o abusadas sexualmente presentan trastorno de estrés postraumático, depresión, ansiedad, ideación suicida y somatizaciones importantes. En algunos casos, se puede desarrollar el trastorno de la personalidad límite, con predominio de inestabilidad emocional, ira descontrolada y autolesiones.