P: ¿Debemos tomar suplementos de vitamina D para protegernos contra la covid-19?
R: Al celebrarse mañana 16 de octubre el “Día Mundial de la Alimentación, quiero que hablemos de vitamina D y covid-19.
La “vitamina del sol” regula el metabolismo óseo, el sistema inmune, y tiene efectos antivirales por mecanismos tanto directos como indirectos.
Por lo tanto, su deficiencia puede aumentar la probabilidad de infección por virus como el retrovirus, la hepatitis y el dengue.
Por eso, desde el inicio de la pandemia de covid-19, el tratamiento incluye la suplementación con vitamina D.
Según una investigación realizada por la Universidad de Boston en más de 190.000 personas, los niveles normales de vitamina D o 25-hidroxivitamina D (30–34 ng/mL) reducen en un 52% el riesgo de morir por covid-19 comparados con los niveles bajos (menos de 20 ng/mL).
Además, se observó que cuanto más alto era el nivel sanguíneo de esta vitamina, hasta 55 ng/mL, los pacientes tenían menor riesgo de infectarse con el coronavirus (Kaufman HM y col. PLOS ONE, 17 septiembre, 2020).
Los pacientes con deficiencia de vitamina D (menos de 20 ng/mL) tenían una tasa de positividad 54% más alta en comparación con aquéllos que tenían niveles suficientes.
Esta vitamina juega un papel crucial en el sistema inmunológico, ayudando a combatir la tormenta inflamatoria que presentan los enfermos graves de covid-19, cuyo aparato respiratorio podría claudicar, requiriendo asistencia ventilatoria mecánica para poder respirar.
La Sociedad de Endocrinología de los Estados Unidos recomienda un consumo diario de vitamina D igual a: 400-1000 UI (bebés ), 600-1000 UI (niños) y 1000-1,500 UI (adultos), mientras que los adultos obesos requieren 2-3 veces más vitamina D, ya que la grasa corporal interfiere con su síntesis a partir del colesterol de la piel, por acción de los rayos ultravioleta del sol (15-30 min/día).
En vista de que la cuarentena limita la exposición al sol, deben medirse los niveles sanguíneos de vitamina D en sangre; y si hay deficiencia, se recomienda el uso de suplementos. Pero no debemos olvidarnos de consumir alimentos ricos en vitamina D: leche y jugos fortificados, bacalao, arenque, sardina, tilapia, trucha y salmón. ¡Es mejor prevenir que remediar!