P: ¿Cómo deben alimentarse los enfermos de psoriasis?
R: La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que causa lesiones escamosas / eritematosas, y que está relacionada con obesidad, diabetes, síndrome metabólico y mayor riesgo cardiovascular.
La dieta ayuda a controlar el peso corporal, mejora las lesiones de la piel, controla los brotes y las enfermedades asociadas, y mejora la calidad de vida de los enfermos.
Si el paciente tiene obesidad o sobrepeso una dieta hipocalórica (20 calorías /kg de peso ideal / día) suplementada con ácidos grasos omega-3 mejora el perfil metabólico y la efectividad del tratamiento con imunomoduladores (fármacos que regulan la respuesta inmunológica del organismo), lo cual disminuye el índice de severidad de las placas psoriáticas y mejora la calidad de vida (Antosik K y col. Hyg. Pub. Health 2017; 52).
Se debe limitar el consumo de grasas saturadas y trans, presentes en carne de res, vísceras, embutidos y otras carnes procesadas, mantequilla, margarina de barra, etc, ricas en grasas omega-6 debido a su acción proinflamatoria.
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Preferir el consumo de grasas insaturadas, presentes en aceite de oliva extra virgen (rico en ácido oleico), nueces, linaza y pescados azules grasosos (ricos en omega-3, de acción antiinflamatoria), tales como atún, salmón, macarela, sardina, arenque, etc. La relación ácidos omega-3 / omega-6 de la dieta debe ser 1:1.5 o 1:1.8.
En algunos pacientes con psoriasis debe considerarse la suplementación diaria con 1-2 gramos de ácidos grasos omega-3, pues ayudan también a controlar la diabetes.
Preferir los granos integrales y otros alimentos ricos en fibras porque controlan la glucemia y la respuesta inflamatoria.
Se debe limitar el consumo de granos refinados, azúcar, miel y bebidas azucaradas; y evitar el alcohol (en especial, la cerveza). Aumentar el consumo de frutas y verduras, fuentes naturales de antioxidantes; y suplementar con vitamina D en casos de deficiencia.
Si el paciente es sensible al gluten se recomienda una dieta libre de gluten. También las dietas mediterránea y vegetariana podrían ser beneficiosas ( Garbicz y col. Nutrients 2022;14).