R: Si deseas vivir más y mejor es necesario pasar de la teoría a la práctica. Cambiar tus hábitos alimentarios no es una tarea fácil, ya que tienes que luchar contra una costumbre ancestral propia de nuestra cultura. Toma la determinación de eliminar aquellas prácticas que atentan contra tu salud. Introduce en tus comidas, uno a uno, los alimentos saludables; y aprende a decirle NO al familiar o “amigo” que quiere acortar tu vida como la suya.

1- Cambia tus jugos por frutas. No ingieras más de un vaso de zumo al día, y sin azúcar. Las frutas son deliciosas y nutritivas, ricas en vitaminas y antioxidantes; muy beneficiosas contra los procesos virales de las vías respiratorias. Las fibras de las frutas te ayudarán a devolver las libritas de más que le pediste prestadas a la vida en Navidad. Las frutas causan una sensación de saciedad temprana. Además, durante la masticación se gasta más energía que cuando se ingieren alimentos líquidos. Las frutas controlan el azúcar, el colesterol y los triglicéridos, reduciendo el riesgo cardiovascular.

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2- Atrévete a consumir verduras (vegetales), beneficiosas como las frutas. Introdúcelas una a una, dándole color y sabor a tus comidas. La meta es consumir cinco porciones diarias de frutas más verduras, y cinco colores diferentes.

3- Limita el consumo de carnes grasosas y frituras, prefiriendo los cortes magros (sin grasa), incluyendo pescados grasosos (sardina, atún, salmón, trucha, etc.) al menos dos veces por semana. El huevo es nutritivo, pero los embutidos te enferman.

4- Consume granos integrales y leguminosas (lentejas, gandules, habichuelas, etc.). Si te causan flatulencia, introdúcelos gradualmente, déjalos en remojo y cambia el agua, agregando cilantro u otra verdura durante la cocción.

5- Consume aceite de oliva (incluso para cocinar) o canola, aguacate y nueces. Modera la sal y huye de las bebidas azucaradas. Intenta consumir yogur natural con probióticos. El agua es vida. El café no mata, ¡disfrútalo! ¿Seguirás envenenándote?