P: ¿Es beneficiosa la práctica del ayuno intermitente?
R: El ayuno intermitente (AI) consiste en ingerir alimentos durante un corto período de tiempo y ayunar entre 16 y 18 horas diarias, y postula que esta restricción horaria puede desencadenar un cambio metabólico en el organismo que favorecer el descenso de peso. Este plan alimentario gana cada vez más adeptos como un recurso de alimentación, tanto para bajar de peso como para controlar la diabetes, el cáncer, la depresión, ciertas enfermedades neurológicas y para bajar los niveles de colesterol y triglicéridos en sangre. Sin embargo, desde hace años el AI ha generado un intenso debate académico entre los expertos en nutrición, con fuerte detractores y defensores. En tal sentido, la Asociación Británica de Dietista alerta sobre su uso indiscriminado, debido a que puede provocar irritabilidad, dificultad para concentrarse, trastornos del sueño, deshidratación y deficiencias nutricionales; y además, porque hasta la fecha se desconocen cuáles pueden ser sus efectos a largo plazo.
Puede leer: Consultorio de Nutrición: Enfermedades crónicas y la falta de sueño
Otros efectos secundarios observados durante los primeros días de su aplicación son: dolor de cabeza, cansancio, hambre y mal aliento (por la disminución en la producción de saliva y el aumento en la producción de cetonas), aunque podrían desaparecer en un mes. Según una investigación realizada durante 1año en 138 pacientes con obesidad, la restricción dietética (1,500-1,800 calorías en hombres y 1,200-1500 calorías diarias en mujeres) durante 8h (de 8:00 am hasta las 4:00 pm) no fue más beneficiosa con respecto a la reducción del peso corporal, la grasa corporal o en el control de factores de riesgo metabólico, en comparación con el consumo de esta dieta durante todo el día (Liu D y col. NEJM, abril 2022). El AI no está indicado en embarazo, lactancia, y en personas con trastornos de la conducta alimentaria y tendencia al estrés y la ansiedad. Aunque algunos estudios sugieren que el AI pudiera mejorar la artritis, el asma, la esclerosis múltiples y ciertos estados inflamatorios neurodegenerativos, faltan evidencias concluyentes (Canicoba M. Nutr. Clin y Metab. 2020).