P: ¿Realmente, es el aguacate un protector de tu corazón?
R: La dieta es clave para mejorar el perfil cardiometabólico y disminuir el riesgo de enfermedad cardiovascular. Los compuestos alimentarios bioactivos favorables incluyen los ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados (grasas buenas), fibras solubles, proteínas vegetales, fitoesteroles y polifenoles, todos presentes en el aguacate, que además contiene vitaminas A, C y E, folato, potasio, magnesio, hierro y calcio.
Según la Sociedad Americana del Corazón y otras sociedades especializadas, el reemplazo de grasas saturadas y trans (grasas malas) por grasas buenas ayuda a prevenir las enfermedades cardiovasculares. La sustitución de los alimentos que contienen grasa saturada por la misma cantidad de aguacate se asocia con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular (Pacheco L y col. J Am Heart Assoc. 2022;11).
Puede leer: Consultorio de Nutrición: ¿Cuáles alimentos ayudan a mantener la salud visual?
Este potencial efecto cardioprotector podría estar asociado al alto contenido de ácido oleico (abundante en aceite de oliva, nueces, sardina y salmón) que relaja el endotelio (cubierta interna) de las arterias, controla la hipertensión, la inflamación y mejora la sensibilidad a la insulina (Pacheco y col J Am Heart Assoc. 2022;11).
El aguacate por ser rico en esteroles (análogos vegetales del colesterol) y en fibras (4.3%) podría mejorar el perfil lipídico; aunque, según un metaanálisis, esta fruta sólo reduce significativamente los niveles del colesterol total y del colesterol-LDL (“malo”) en los sujetos que tienen niveles elevados; y esto equivale a disminuir el riesgo coronario, apenas, un 5%.
Tampoco redujo los niveles sanguíneos de triglicéridos ni de glucosa; y contrario a la creencia popular, los consumidores de aguacate no experimentaron ganancia de peso corporal, debido quizás al efecto saciante y laxante de las fibras (Genevieve JM y col. J.Jand.2022;12). No obstante, para mantener tu corazón sano, no debes centrarte en un solo alimento, sino en un mayor consumo de verduras, frutas, pescado, leguminosas y cereales integrales, reduciendo los alimentos ricos en sal, azúcar y grasas saturadas.