Profesor, a propósito de la extraordinaria riqueza arqueológica en peligro de las Cuevas de Borbón ¿República Dominicana cuenta con un inventario nacional en tal sentido?
R. Que yo conozca, no. Como principal responsable de la creación de las Áreas Protegidas de mi país, conozco muy bien la Ley 492 de 1969 y las intenciones de la Ley 318 de 1968, pero es muy poco o nada de ello lo que se conoce y se ha incorporado a la Enseñanza de la Escuela Dominicana.
Si alguna riqueza grande tiene un país, es su memoria histórica del legado artístico y cultural, de la herencia dejada por sus aborígenes o de sus raíces etnológicas, las cuales deben resguardarse con esmero, para ser entregada a nuestros descendientes, para su conocimiento, ponderación y descubrimiento de sus raíces históricas.
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En mi opinión particular y valorando en su justa dimensión los bienes culturales que resguarda el Museo del Hombre Dominicano, entre otras instancias oficiales menores, no deja de ser negligente la actitud de nosotros como país, en la responsabilidad trascendental que tenemos sobre el compromiso de resguardar la herencia ígneris, taína, caribe y quien sabe si siboney, entre los grupos humanos que nos precedieron en la ocupación de este trozo insular de tierras de las Américas.
Lo que pasó con la destrucción de las ruinas del Morro de Macao, es para ponerse las manos en la cabeza y peor aún, hasta dónde hemos llegado en la permisibilidad de lo que ha pasando con las Cuevas del Pomier, lo que nos queda de las Cuevas de las Maravillas, de los encavernamientos del Parque Nacional Cotubanamá y los Haitíses, por solo mencionar algunos.
Es urgente, cardinal y necesario contar con un inventario arqueológico nacional, antes de que la delincuencia y la ignorancia acaben por borrar nuestra memoria histórica.