P. Profesor, a propósito de Pedernales y Bahía de las Águilas ¿tiene sentido cambiar orquídeas por aguacates?
R. La respuesta es negativa, pero dicho así, el planteamiento, al parecer, carece de sentido o distópico. Porque ¿cuál es el vínculo entre orquídeas y aguacates?
No obstante, en Pedernales sí hay coherencia y la distopía tiene aquiescencia, pues en Sierra de Bahoruco se está eliminando el mayor orquidiario de la isla para plantar aguacates. Nadie lo entiende, pero es lo que ha ocurrido en la última década. Este parque nacional es un diamante en bruto, un tesoro que debe guardarse en las bóvedas del Banco Central, como el oro que alguna vez sirvió de respaldo al peso dominicano.
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Hoy Bahía de las Águilas es el anzuelo para pescar fortunas bien habidas, el mejor ejemplo de que “la conservación sí paga”, porque si no fuera por los ecologistas, ya la Alcoa hubiese transformado a Cabo Rojo, la ciudad del futuro inmediato, en un erial invivible y Los Tres Charcos, donde se está construyendo el aeropuerto, en un estercolero de la ciudad de Atlanta, USA.
Sin embargo, el sin sentido de hoy, es que todavía las autoridades no entienden que el aguacate de Bahoruco es la mayor amenaza, de cara al futuro, que enfrenta Pedernales, que tiene comprometido el 70% de su territorio en áreas protegidas y esa es la única garantía de sostenibilidad, del futuro luminoso que rápidamente se le aproxima.
La orquídea es un bien en sí mismo, no por la extravagancia de sus encantos naturales, sino, que su mera presencia habla de la conservación de un bosque reinante en un ambiente imperturbado, por lo menos, en los últimos 50 u 80 años. Y, precisamente, eso es lo que se está arruinando en el Parque Nacional Sierra de Bahoruco.