Con la pandemia de covid se ha creado una situación de pánico a nivel global
A lo que más teme el ser humano es a la muerte. Por esa razón cuando los médicos tenemos a un paciente en situación de enfermedad circunscripta a la vida o la muerte, este enfermo pasa a ser un prisionero, y el médico puede hacer con él lo que quiera. A veces con este escenario se llegan a cometer muchas diabluras.
Según estudios, los ciudadanos latinos somos los que más tememos a la muerte, distinto a los anglosajones o ingleses, quienes se caracterizan por ser fríos y cuando el médico le dice que les quedan dos meses de vida, se van a la casa a preparar su entierro. Normalmente, encomiendan a su mujer que preserve los contactos, el amor por los hijos, nietos, que cuide y nunca abandone a su perro.
Con la pandemia del coronavirus se ha creado una situación de pánico a nivel global, donde los gobiernos han hecho prisioneros a la mayoría de los ciudadanos del mundo, y ahora no importa que a cada individuo le den un palo en la cabeza, eso no es nada, lo importante es sobrevivir y salvarnos. Cuando entramos en esa fase, todos pasamos a ser simples serviles, esclavos de la manipulación mediática de hoy. No tengo la menor duda que detrás de todo eso está la poderosa industria farmacéutica.
Sin negar la epidemia que hoy nos afecta, como producto de ese estado de pánico que impide a la mayoría de la gente ver más allá de la pared en la cual se encuentra encerrada y prisionera de esa nueva “policía del pensamiento”, que son esas multinacionales que solo están permitiendo a los seres humanos llegar a la obnubilación, nunca alcanzar la voz de Mari Trini de su canción “déjame soñar”, los sueños son míos, déjame soñar. Ni a eso tenemos derecho hoy, porque la mayoría de la población mundial necesita pastillas para poder dormir. Nos han robado también el sueño.
El pánico es tan dañino como el coronavirus, porque este también produce muchas muertes, desencadenadas por aumento de la presión arterial, arritmia cardiaca, aceleración de las enfermedades coronarias, trastornos del sueño, ansiedad, depresión, incertidumbre, trastornos gástricos, neurológicos, etcétera.
No podemos hablar de los efectos secundarios que a largo plazo no solo dejará el coronavirus, sino también el pánico. Ya podemos ver que las cosas no son tan simples y todo debe manejarse con sensatez y finura.
Los profesionales y políticos que están en pánico carecen de la capacidad para manejar esta situación con la necesaria sensatez y finura. Por eso en el país se han hecho confinamientos brutales, muy propio del pensamiento tropical. Por esa razón, más del 70% de los ciudadanos lo han apoyado.
Para tranquilidad de los que están en pánico lean esto: quienes elaboraron esa estrategia parece que no calcularon bien los números: en toda la epidemia hay un 2% de mortalidad y aunque el coronavirus es una pandemia global, nuestra mortalidad como producto de las medidas que se han tomado, sumado al clima y a la inmunidad de nuestra pobreza, está por debajo del 2 % . Como ocurre normalmente, en estos casos la mortalidad está entre personas muy mayores, con enfermedades terminales, pero con la experiencia, protocolos y tratamientos actuales la mortalidad ha disminuido considerablemente. Y es bueno anotar que aproximadamente un 75% de los casos son asintomáticos.
Me parece que el endurecimiento desmesurado de las medidas preventivas, que por suerte se han flexibilizado, sin cuantificar sus efectos negativos, con el tiempo puede revertirse contra el mismo Gobierno. ¿Y por qué? Simplemente: más quiebras de pequeños negocios como bares, restaurantes, hoteles, profesionales autónomos, colmados, vendedores ambulantes, chiriperos, jornaleros y mayor caída del turismo, crisis financieras incontrolables, etcétera.
Con el tiempo esto podría provocar una presión social de desagradables consecuencias, donde un sector opositor que espera su turno podría flotarse las manos y entonces caeríamos en un retroceso que luego sería difícil revertir.
Es hora de controlar el pánico tanto como el mismo coronavirus. Debemos tranquilizarnos para cuidar nuestra salud.