Las vacunas siguen cumpliendo su función, especialmente en aquellas personas que han recibido la dosis de refuerzo.
Dadas las noticias y los registros diarios de nuevos casos de Covid-19 en todo el mundo, la efectividad de las vacunas se ha convertido nuevamente en un tema de discusión en las redes sociales.
Hay un par de factores a tener en cuenta, empezando por la aparición de la variante Ómicron, altamente contagiosa, que es más probable que llegue a la gente aunque no cause cuadros graves de la enfermedad. Además, su auge coincide con la temporada de vacaciones en muchos lugares.
Mientras algunos usuarios critican medidas impuestas por diferentes autoridades para incentivar la inoculación, otros denuncian los potenciales efectos secundarios de las vacunas.
Hasta ahora, los principales efectos secundarios observados son leves y desaparecen naturalmente después de unos días. Entre las principales molestias enumeradas, destacan las siguientes: dolor y enrojecimiento en el lugar del pinchazo, fiebre, dolor de cabeza, cansancio, dolores musculares y escalofríos.
Las vacunas han hecho el trabajo que se esperaba
La población puede pensar erróneamente que las vacunas contra el COVID-19 impedirán por completo la infección, pero están elaboradas principalmente para evitar desarrollar una patología grave, dijo Louis Mansky, investigador del virus en la Universidad de Minnesota.
«Las vacunas protegen mucho mejor contra formas más graves que contra formas moderadas, leves o asintomáticas de covid. Cuanto más severo es el resultado, mayor es su efectividad«, resume Kfouri, director de la Sociedad Brasileña de Inmunizaciones (SBIm).
El objetivo principal de estos inmunizadores, por lo tanto, nunca fue detener la infección en sí, sino hacer que la invasión de coronavirus fuera menos dañina para el organismo.
Este mismo razonamiento se aplica a la vacuna contra la gripe, que ha estado disponible durante décadas.
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La dosis, que se ofrece todos los años, no necesariamente previene la infección por el virus de la influenza, pero evita las frecuentes complicaciones en los grupos más vulnerables, como los niños, las mujeres embarazadas y los ancianos.
La ómicron parece replicarse de forma mucho más eficiente que sus antecesoras. Y si una persona infectada tiene una carga viral alta, hay una mayor probabilidad de que la transmita a otros, especialmente si no están vacunados. La población vacunada que se contagie tiene más posibilidades de sufrir síntomas leves si los desarrollan, ya que las vacunas activan múltiples defensas en el sistema inmunitario haciendo mucho más dificil que la ómicron las supere.
El mundo está atravesando un nuevo alza de la pandemia de covid-19.
Países como Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Brasil y muchos otros están viendo cómo las cifras de contagio de la enfermedad rompen récords debido a la conjunción de las variantes Delta y Ómicron.
Sin embargo, la comunidad de científicos, médicos y las instituciones sanitarias continúan confiando en el poder de las vacunas aprobadas en varias partes del mundo.