Los líderes del mundo han perdido las habilidades, destrezas y el olfato político para ubicar el origen, el impacto y las consecuencias de los conflictos. La geopolítica, la economía y los intereses que mueven a las potencias, parece desconocido o poco entendido y asimilado, para establecer límites, aprender a negociar, y construir las estrategias para visibilizar los riesgos, las consecuencias y los daños colaterales que les pueden afectar.
El colonialismo, el expacionismo y el intervencionismo, ha vuelto a formar parte de los motivos y causales como siglos atrás, para involucrar o justificar el negocio de armas y la “protección” de otros países.
Rusia ha manifestado el facilitar y vender armas a sus aliados del mundo, para protegerse de sus conflictos regionales, y para que puedan confrontar posibles ataques de otra potencia. Estados Unidos, no se quedará atrás, también facilitará armas y entrenamientos militares a regiones de Europa y Latinoamérica para cuidar sus democracias y sus derechos civiles y territoriales.
Países con hiperinflación, desempleo, poco crecimiento y en conflictos institucionales y con sus ciudadanos, lo están estimulando a las compras y donaciones de armas, para “protegerse” de otros países pobres, en conflictos por fronteras, mercados, agua y problemas migratorios.
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Así se encuentra Venezuela, en decrecimiento, estanflación, violación de derechos civiles y políticos; siendo más pobres y más desigual. Nicaragua, repitiendo los mismos errores del pasado: violaciones, pobreza, negación de derechos, nepotismo, miedo y terror a los adversarios y falta de crecimiento y desarrollo económicos.
El populismo y el clientelismo de izquierda y derecha ha demostrado que no saben identificar las normas y reglas del mercado, conectar y compartir con el orden mundial, buscar el desarrollo, la equidad, la justicia social de sus pueblos. Temas como la corrupción, la repartición, la protección de derechos y negarles los servicios básicos a los ciudadanos, no van a ser sostenidos ni asimilados por las generaciones que tienen acceso a la información, la tecnología, la inteligencia artificial y el conocimiento y el saber.
Cuba, poco a poco ha empezado abrir su economía, aceptar la venta y compra de dólares en las calles; algunos servicios y negocios privados para generar empleo, movilidad y servicios; mayor remesa, más intercambio, pero le falta la revisión de libertades públicas, derechos ciudadanos y de apertura política, de bienestar social en todos los órdenes.
Los líderes regionales, van a tener que aprender a gerenciar sus países, buscar estabilidad, desarrollo, empleo y calidad de servicios y de vida; antes que dejarse guiar por los conflictos e influencias de las potencias que, buscan que le compren armas, vacunas, tecnologías, o asesorías.
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Los viejos paradigmas y utopías de alcanzar los sueños de la globalización, el estado de derecho y la equidad social son deudas acumuladas, pero esperadas por las presentes generaciones. Si bien es cierto que algunos países han buscado de la centro izquierda o centro derecha, es deseando alcanzar su libertad, su calidad y calidez de vida, de oportunidades para vivir mejor y más felices.
Haití es un reflejo de la indiferencia, la insensibilidad y la negación de la ayuda de las potencias mundiales. Pero alguien les vende armas, drogas, y los expone al conflicto y al caos.
Latinoamérica debe de aprender a prevenir conflictos y no involucrarse en la compra de armas; las reales necesidades son: estabilidad, gobernanza, crecimiento y desarrollo de
cada país.