Crecer y crecer sin avanzar en otros sentidos

Crecer y crecer sin avanzar en otros sentidos

Un balde de agua fría es lo que recibe el país con los resultados de un estudio del Banco Mundial indicador de que con todo y su crecimiento, admirable hasta cierto punto, la economía dominicana no acrecienta, por falta de reformas estructurales, los beneficios que se obtienen de generar más y más bienes y servicios. Se registra, preocupantemente y de manera masiva, una baja calificación de recursos humanos para atender la demanda de los medios de producción emergentes o en expansión, lo que quiere decir que el desempleo que agobia a la juventud no es tanto por falta de plazas sino de profesionalidad y tecnificación de la mano de obra potencial. La estructura que debe cambiar para conjurar la improductividad humana es la educativa en la que es notable el atraso.

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El crecimiento, hasta ahora, no ha sido inclusivo (deja fuera a mucha gente) y ha estado colocado entre barreras sistémicas que impiden la expansión hacia sectores claves estancados. Y como el gasto público no es eficiente como para dinamizar actividades con inversiones públicas, y las exenciones fiscales están mal distribuidas, la expansión económica carece de homogeneidad.

El diagnóstico del Banco Mundial es contundente: el país necesita de motores desarrollistas más dinámicos y sostenibles para reducir las brechas de ingresos y las posibilidades de obtener beneficios sociales del crecimiento están llegando a sus límites. Y ya la “motomensajería” del calamitoso subempleo no cabe en las calles.

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