“¿Cuál corrupción?”

“¿Cuál corrupción?”

Claudio Acosta

Como en este país y como consecuencia de su atraso político la oposición, sea cual sea el partido al que le tocó la desgracia “de estar abajo”, se opone por sistema a todo lo que haga el gobierno aunque eso represente un avance para el país o una contribución al fortalecimiento de su endeble institucionalidad, no podemos decir que nos han sorprendido las críticas de dirigentes de la Fuerza del Pueblo y el PLD, que hasta hace poco eran la misma cosa, al decreto presidencial que crea el Sistema Nacional de Transparencia y Anticorrupción con el que el gobierno aspira a fortalecer su lucha contra el flagelo, que como muy bien recordó ayer el presidente del Senado, Ricardo de los Santos, es el buque insignia del llamado Gobierno del Cambio, su bandera y estandarte electoral.

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Para Rubén Maldonado, dirigente de la Fuerza del Pueblo, y Jhonny Pujols, Secretario General y vocero del PLD, un decreto no es suficiente para enfrentar la corrupción en el país, por lo que la decisión del presidente Luis Abinader “no pasa de ser un show mediático”. Pero cuando para enfrentarla hubo que tocar sus puertas no dudaron en calificar como persecución política los procesos por corrupción contra exfuncionarios de sus gobiernos, y se negaron siempre a reconocer y aceptar que un Ministerio Público Independiente pudiera hacer posible que esos casos llegaran a los tribunales de justicia y los presuntos responsables sentados en el banquillo.

Decían los viejos de antes, con mas razón que el carajo, que delante del ahorcado no se pueden mencionar las sogas, y tal vez sea esa expresión popular la que explique, de manera simple, porqué los peledeístas reaccionan de esa manera cuando les hablan de corrupción. Que si bien es cierto no la inventaron los discípulos de Juan Bosch, como puede comprobar cualquiera que hurgue un poco en nuestra historia, sí lo es que la llevaron al siguiente nivel, y tan alto tan alto que será difícil que alguien pueda superarlos a menos que se trate de Alí Babá y los cuarenta ladrones.

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