Un estudio sobre la violencia de pareja íntima en la República Dominicana ha revelado que la violencia psicológica es la más común de todos los tipos de violencia que se puede vivir en pareja y a su vez, es la que muestra una correlación más consistente e importante con la salud mental
La investigación realizada por la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) en colaboración con el Patronato de Ayuda a Casos de Mujeres Maltratadas (PACAM), confirma que las personas con peor salud mental pueden ser más propensas a entrar en relaciones de abuso, y a su vez, el abuso tiene una consecuencia de salud mental.
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De las cuatro dimensiones principales de la violencia de pareja íntima (psicológica, física, sexual y acecho), la violencia psicológica se relaciona con trastornos de depresión, ansiedad, estrés postraumático e ideación suicida, y se define como el uso de comunicación verbal y no verbal con la intención de dañar a otra persona mental o emocionalmente, y ejercer control. Por ejemplo, que la persona aísle a su pareja, le impida acceso a dinero, trabajo, y le haga sentir que su acompañante no sirve, son formas de abuso psicológico.
El estudio también identificó a las minorías de orientación sexual (lesbianas, gais y bisexuales), y las personas con menor nivel económico y educativo como grupos de riesgo que, consistentemente, evidencian mayor nivel de violencia de pareja.
Este trabajo en conjunto de PUCMM y PACAM reveló otro dato interesante: los hombres son víctimas de acecho en la misma proporción que las mujeres, sin embargo, son ellas las principales víctimas de violencia psicológica, física y sexual.
“Si bien es cierto que las mujeres reportan más violencia, no quiere decir que los hombres no reportaran”, puntualizó el investigador de PUCMM, Luis Eduardo Garrido, quien dirigió el estudio con otros seis investigadores. Puntualizó, además, que el tipo de violencia en el que no se hallaron diferencias entre hombres y mujeres, es el acecho.
El acecho se define como un patrón repetido y contactado no deseado, que provoca miedo o preocupación por la propia seguridad o la de otra persona cercana. En este tipo de violencia, se hace familiar las declaraciones del tipo “me seguía”, “me rondaba fuera de la oficina o la casa” o “me acosaba por mensaje de texto”.
La investigación “Validación transcultural al español de la Escala Compuesta de Abuso, versión corta” fue realizada por un equipo de ambas instituciones incluido el investigador de esta PUCMM, Luis Eduardo Garrido, y las egresadas Daniella Peñaló Sánchez y Cinthia Abreu Mariot. Además, la presidenta de PACAM, Evelyn Zoraya Lara Caba; Maite Frías Hiciano, Lisanna Pérez Estévez y Agustín Martínez Molina, investigador de la Universidad Autónoma de Madrid.
En ella se midió la violencia íntima de pareja con muestra de 1,117 adultos residentes en el país, que fueron reclutados entre diciembre del 2021 y junio 2022, y contó con mujeres, hombres, minorías sexuales y grupos con diversos niveles educativos y económicos. La investigación está en proceso de revisión en la revista internacional Journal of Family Violence y disponible en el repositorio Psyarxiv.
El estudio se originó por grupo de estudiantes de psicología de esta PUCMM, que decidió investigar la violencia de pareja y cómo ésta se relacionaba con la salud mental. Así se dieron cuenta de que en el país no existía un instrumento validado que pudiera aplicarse a una población con diferentes características.
“Encontramos que la gran mayoría de instrumentos de violencia de pareja íntima fueron creados para medir la violencia hacia la mujer, por lo que sus ítems no aplican a hombres y otros grupos. También, muchos de ellos se han creados para personas con niveles socioeconómicos medios/altos con afirmaciones que no aplican para otros grupos, por ejemplo, ‘me impidió acceder a mi cuenta bancaria’ o ‘me quitó las llaves del carro’”, explicó el investigador.
Fue cuando el equipo dio con un instrumento de medición de la violencia íntima originada en Canadá, llamada Escala Compuesta de Abuso (CAS por sus siglas en inglés), que sí medía parámetros ampliados. El estudio, primero, consistió en obtener la autorización de este instrumento y revalidar que pudiera traducirse y adaptarse al español, con resultados confiables.
“A partir de eso, obtuvimos el permiso, hicimos el proceso de traducción, adaptación y evaluación con jueces expertos. Y luego aplicamos el instrumento con una muestra general de la población dominicana”, agregó Garrido. Es a partir de esta adaptación que se estudia en el país la violencia íntima de pareja.