Corría el año de 1980 cuando la española Matilde Capitán, de 30 años, entró al Coro Nacional. Desde entonces, a la par de ser un trabajo, se convirtió en su terapia existencial: los ensayos y conciertos han ocupado sus días durante 43 años.
Aunque nunca ha faltado, a menos que haya una causa mayor, hoy es maltratada por un Estado que echará a los extranjeros que no se nacionalicen en 6 meses (como si fuera un proceso tan fácil). Al hacerlo, olvida que sus derechos están consignados en la Constitución, la Ley de Migración, la Convención Interamericana de Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
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Según la Constitución, los extranjeros tienen “los mismos derechos y deberes que los nacionales”, salvo participar en las actividades políticas. A pesar de ello, gracias a la resolución 362-2022 del Ministerio de Administración Pública (MAP), se violará una parte de esos derechos.
Sabemos que la Ley de Función Pública sostiene que los servidores públicos deben ser dominicanos. Pero esa ley, del 2008, no puede aplicarse de manera retroactiva en nombre de un nacionalismo que está rayando en lo cruel. Ojalá que los 2,835,593 dominicanos que viven en el exterior no sean tratados de esa manera. Nadie merece ser lastimado por su patria adoptada.