Cuando Ruiz Tejada fue presidente de la República

Cuando Ruiz Tejada fue presidente de la República

Manuel Ramon Ruiz Tejada.

Crisis política. Fue uno de los grandes maestros del derecho dominicano

Al cabo de 36 días entregó el mando al doctor Joaquín Balaguer y reasumió sus funciones como presidente de la Suprema Corte de Justicia


A propósito de las elecciones generales de 1970, el presidente Joaquín Balaguer y el vice Francisco Augusto Lora, se enfrentaron en una feroz lucha que sumió al país en una de las crisis políticas más delicadas en su incipiente vida democrática. Balaguer, contrario a como había prometido, decidió repostularse para un nuevo periodo, cuando el vice entendía que el tiempo era suyo.


Lora abandonó el cargo y junto a un grupo de altos dirigentes reformistas constituyó el Movimiento de Integración Democrática Antirreeleccionista (Mida), que días después fue reconocido por la Junta Central Electoral.
La campaña electoral quedó legalmente abierta a principios de marzo de 1970, y la junta invitó al pueblo a participar en las elecciones generales del 16 de mayo siguiente, y a los partidos que desearen presentar propuestas para las candidaturas nacionales.


De inmediato Balaguer anunció su aceptación a la propuesta presidencial, lo que motivó que la oposición demandara que el presidente abandonara sus funciones hasta pasada la justa electoral, idea que fue rechazada de manera enérgica por el gobernante a través de una carta pública divulgada en los medios.


Los partidos opositores amenazaron con no concurrir a los comicios si Balaguer persistía en mantener sus aspiraciones, situación que aprovechó el líder reformista para crear una comisión especial encargada de “investigar las denuncias o quejas que puedan formular las agrupaciones legalmente reconocidas que participen en las elecciones generales del 16 de mayo de 1970, respecto de cualquier intromisión o injerencia de las autoridades civiles o miliares que tiendan a entorpecer la pulcritud de dicho proceso electoral”.


La comisión cesaría de pleno derecho después de agotado el torneo electoral. El grupo lo encabezaba el director del Listín Diario Rafael Herrera.


Después de días de diálogo entre los partidos y el gobierno, encuentros en los que no participó el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y su presidente Juan Bosch, que mantuvo una postura abstencionista, se acordó que a partir del 16 de abril se declaran en ausencia temporal de sus respectivos cargos el Presidente y el Vicepresidente de la República durante un periodo de tiempo que terminaría luego que la JCE proclama el candidato ganador.

En respuesta a la reiterada posición de los partidos, como segunda opción para buscar salida a la crisis, Balaguer dictó un decreto para dar paso a que el presidente de la Suprema Corte de Justicia, que lo era Manuel Ramón Ruiz Tejada, asumiera la presidencia interina de la República.


Desde que se conoció el contenido del decreto, Ruiz Tejada discrepó públicamente y condicionó que “solo asumiría como encargado del Poder Ejecutivo si se producía la ausencia temporal de los dos ejecutivos de la Nación (Balaguer y Lora), tal y como lo dispone el artículo 58 de la Constitución de la República”.

El mandatario intervino con la formación de otra comisión “para velar por el fiel cumplimiento del acuerdo” suscrito entre el Joaquín Balaguer y los partidos que participarían en la justa del 16 de mayo.
Los comisionados fueron Pedro Troncoso Sánchez, Quírico Elpidio Pérez y Arturo Damirón Ricart, todos de factura reformista, pero que en la ocasión tendrían calidad de neutrales.
Probidad y talento

En su ejercicio de presidente interino Ruiz Tejada desempeñó sus funciones a plenitud y sin limitaciones, sin que se produjeran presiones de Balaguer y su gestión fue alabada por todos los sectores de la Nación.


Al cabo de 36 días entregó el mando a Balaguer y reasumió la presidencia de la SCJ, órgano que dirigió ocho años, hasta que renunció en 1974 para ejercer su profesión de abogado.


El presidente interino fue uno de los grandes maestros del derecho dominicano y sus valiosos aportes serán recordados hasta la posteridad como un ciudadano honesto, íntegro y de acrisolada pulcritud.