En estos momentos de cuarentena, encontramos personas que por su condición de vulnerabilidad social y pobreza extrema se les dificulta cumplir con el toque de queda y el mandato “Quédate en casa”, establecido desde la Presidencia de la República, sin embargo, muchas otras no viven estas situaciones.
Dentro de la población que no vive la pobreza extrema y que no tiene que salir a buscar en la calle de qué vivir o con qué comer encontramos un grupo importante de personas, en su mayoría hombres, que no respetan el llamado a resguardarse en sus hogares y que continúan con actividades recreativas y lúdicas en el espacio público o transitando por la ciudad sin necesidades perentorias.
Las violaciones a las restricciones y normas establecidas en este periodo de cuarentena en personas con el perfil mencionado provocan la reflexión sobre el débil sentido de responsabilidad ciudadana que reflejan sus actitudes.
En estudios etnográficos realizados en distintas ciudades del país se presentan patrones recurrentes de violaciones a las normas, leyes, reglamentos, derechos y deberes ciudadanos. Estas conductas violatorias tienden a tener mayor fuerza en la población masculina que en la femenina, y con el acompañamiento muchas veces de manifestaciones de violencia.
Las causas de estas violaciones tienden a ser múltiples, una de ellas es el desconocimiento de los derechos y deberes ciudadanos, no son promovidos desde la educación formal y menos aún en la educación informal. La educación cívica y ciudadana en nuestro país tiene históricamente grandes vacíos en el sistema educativo y ha provocado la irrupción continua de violaciones y violencia social, así como el escaso reconocimiento de la responsabilidad social.
Si bien existe unas prácticas culturales continuas de solidaridad que generan cohesión social interna, estas conviven con la débil responsabilidad colectiva, ciudadana y de respeto a los derechos se haga presente.
Otro de los factores que ha favorecido a este débil ejercicio de la responsabilidad ciudadana es la permisividad, complicidad con las infracciones y débil aplicación de un régimen de consecuencias frente a las violaciones de derechos y normas.
Este periodo de cuarentena y emergencia demanda así de la necesidad de campañas de educación ciudadana en todos los ámbitos de la vida social. Ofrecer orientación e información a la población sobre derechos y deberes ciudadanos, así como de las consecuencias que provoca las violaciones a los mismos es fundamental en estos momentos.
Las instituciones del Estado, así como los gobiernos locales, empresas privadas y organizaciones de la sociedad civil pueden contribuir a promover un mayor conocimiento de la responsabilidad social y ciudadana a toda la población utilizando estrategias interactivas y de educación popular.