No conozco a las procuradoras Miriam Germán y Yeni Berenice Reynoso, pero hay una frase bíblica que dice “por sus frutos los conoceréis” y, efectivamente, a ambas las preceden sus hechos.
En el caso de doña Miriam, forma parte del sistema de justicia desde 1973, con trayectoria tanto en la carrera judicial como en el Ministerio Público. En ambas esferas se ha caracterizado por su apego a lo justo sin temer cuestionar el poder.
Para muestra un botón. La historia recoge una carta del 15 de septiembre de 1993 donde doña Miriam responde un cuestionamiento a una sentencia que hizo el todopoderoso y peligroso presidente Joaquín Balaguer.
“Sólo cuente con mi sentencia condenatoria, cuando el Ministerio Público cumpla su obligación de probar y los que investigan dejen de acomodar expedientes para después rasgarse las vestiduras. Los principios son para ser aplicados independientemente de la valoración que nos merezca el eventual beneficiario. Al momento de juzgar, pretendo, sólo pretendo, hacerlo sin pasión, pero también sin miedo”, fue parte de su respuesta.
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Conocer ese antecedente evita sorprenderse ante una Miriam Germán que en 2017, cuando el Ministerio Público ejecutaba una estrategia de populismo penal y mediático, sin miedo, advirtió el déficit probatorio en el expediente Odebrecht. El tiempo le dio la razón.
En el caso de Yeni Berenice, entró al mundo de la Justicia con apenas 17 años de edad, siendo voluntaria en la Cámara Penal de la Corte de Apelación y en la Fiscalía de Santiago. Egresó de la Escuela Nacional del Ministerio Público con excelentes notas y tiene el hito de ser la primera mujer y la persona más joven en dirigir la Fiscalía de Santiago. Hasta sus adversarios reconocen su capacidad como investigadora y todos hemos visto su pasión y convicción como litigante.
En fin, Miriam y Yeni son dos mujeres profesionales, capaces y con alta vocación del servicio público, lo que explica que bajo sus liderazgos, República Dominicana avance a pasos agigantados en persecución contra la corrupción e impunidad como acreditan índices como el CCC y Transparencia Internacional.
Y es que se han investigado a altos militares, políticos, grandes empresarios y peligrosos narcotraficantes. ¡Y todo junto! Esto, por supuesto, genera ronchas en esos sectores y para ellas significa tener muchos enemigos con recursos, con poder y con personas que le deben muchos favores.
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Al sentirse “dao” su reacción es tratar de desacreditar el trabajo del Ministerio Público, desconociendo su independencia y ahora la nueva campaña es vender la idea ante el país y la opinión pública que doña Miriam Germán y Yeni Berenice Reynoso “se están matando”, que tiene también una lectura desde la perspectiva de género al mostrar dos mujeres supuestamente incapaces de compartir poder. Es mentira que dos mujeres con su formación y experiencia profesional no sepan trabajar en equipo.
Pero la campaña se sustenta en una diferencia de opinión sobre el acceso a la “carpeta fiscal” de una investigación al exministro de Hacienda Donald Guerrero. No obstante, las diferencias de criterios y de opiniones son válidas y a veces necesarias, tanto en ambientes profesionales como el de las magistradas, como en las familias.
Ahora bien, lo importante como ciudadanía es no dejarse confundir. Esto no se trata ni de Miriam ni de Yeni, sino de que la sociedad dominicana avanzó, se vistió de verde y marchó tras entender que la corrupción es uno de sus males transversales, por lo que luch ar contra ella nos beneficia todos, menos a los corruptos.