Las hormigas son insectos eusociables, lo que significa que viven en colonias suficientemente organizadas y en la que cada miembro desempeña una función determinada.

Tienen, al igual que las abejas, la bondadosa fama de ser incansables y extremadamente laboriosas. Con objetivos definidos como suele ser el mantener el hormiguero en las más óptimas condiciones.

Al pasar el tiempo ha crecido la duda de si las hormigas duermen o no, pero estudios realizados a lo largo de los años han reflejado que estas si duermen, solo que de una forma muy distinta la conocida por los humanos que hace pensar que estas no duermen.

Algo 100% seguro es que no hayas tenido la oportunidad de ver una hormiga durmiendo, lo más normal es que siempre parezcan que trabajan sin descansar, lo cual no está muy lejos de la realidad.

Un ejemplo son las denominadas “reinas”, responsables de producir más hormigas obreras y dirigir las lo que se hace en la colonia, estas suelen dormir alrededor de nueve horas por día, actividad que solo la realiza dentro de su hormiguero y del que jamás sale después de haberse apareado.

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Mientras que las “obreras” pueden alcanzar hasta la 250 siestas en un día de forma intermitente, es decir, hasta de un minuto cada una, pero no es algo que ojos humanos puedan diferenciar. Cada siesta es tomada sin alejarse de su hábitat de trabajo. Al final el aproximado de descanso es de 4 horas por día.

Es preciso señalar que las hormigas pertenecen a la familia Formicidae, viven en grandes colonias que a su vez se encuentran conformadas por una hormiga reina, miles y miles de hormigas obreras, además de algunos machos alados.

Otra de sus características es que se han podido distribuir por todo el mundo, exceptuando las conocidas regiones árticas y antárticas.

Las hormigas son capaces de levantar 50 veces su peso y además poseen un particular sistema de comunicación. Son de muy buen olfato. Son capaces de tener comunicación con el roce de sus antenas.

La esperanza de vida de las hormigas cambia según la especie. Una hormiga reina, por ejemplo, puede vivir entre 15 y 30 años, en tanto que las obreras apenas alcanzan a 3 años. Para el caso de los machos fecundadores, solo sobreviven unas pocas semanas.