Uno de los aspectos morfológicos que mayor curiosidad genera en los seres humanos por las diferentes especies que habitan el planeta es el caparazón de las tortugas.
Es ese aspecto la parte más distintiva de las tortugas, pero al mismo tiempo es de la cual existe mayor desconocimiento sobre la evolución del mismo, de manera especial por qué estos animales desarrollaron esa especie de escudo y cómo.
Claramente, la principal función del caparazón de las tortugas es la defensiva.
Cada especie de tortuga en el mundo busca utilizarlo como la protección perfecta de sus depredadores, permitiendo que estas se resguarden y desaparezcan en su interior.
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El endurecimiento del caparazón de las tortugas es la garantía de que ante ataques de depredadores más grandes, estas puedan sobrevivir.
Con frecuencia, hay científicos que sostienen que el caparazón de las tortugas se desarrolló con finalidad protectora. Sin embargo, lo cierto es que no se ha podido demostrar que este fuera su origen.
¿Cómo es el caparazón de una tortuga?
Dependiendo la especie, el caparazón de las tortugas puede caracterizarse por ser rugoso, liso o granuloso, además de presentar diferentes diseños.
Un dato curioso, es que cada diseño del caparazón de las tortugas se adapta a colores que siempre les permitan camuflarse.
Otro dato es que, las tortugas de tierra suelen tenerlo más abultado. Su forma oval hace muy difícil que los depredadores puedan agarrarlas con la mandíbula.
Diferente a las de tierra, las marinas lo tienen mucho más aplanado, permitiendo que sean más ágiles y que puedan nadar más rápido. En cambio, las de tierra al ser su única forma de sobrevivir les hace muy lentas.
El caparazón es una placa única inorgánica que recubre a las tortugas y que está formada por una parte del endoesqueleto de huesos dermales y por una epidermis córnea externa protectora.
Este “escudo” se formó por una modificación drástica de su caja torácica que se fue ampliando hacia el exterior, lo que hizo que en el espaldar (parte dorsal del caparazón) exista una fusión entre las costillas y la columna vertebral.
Esta transformación tuvo importantes consecuencias en el movimiento y la respiración de las tortugas. En un principio fueron cambios perjudiciales, porque la longitud de la zancada se acortó y se produjo una pérdida de ventilación en los pulmones.
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Pero, ¿Pueden salir de su caparazón?
En historias, se cuenta que las tortugas si se pueden despejar por momentos del caparazón, pero en la vida real es imposible que este animal salga de su “coraza”.
Y es que, el caparazón forma parte del esqueleto de la tortuga, y tanto su columna vertebral como las costillas están unidas a él. Es la razón fundamental por lo que la tortuga no puede separarse de su cubierta.