La muerte de dos jóvenes, en menos de 15 días, luego de ser golpeados en destacamentos policiales de San José de Ocoa y Santo Domingo, evidencia que la brutalidad policial es un germen difícil de arrancar, y que los esfuerzos por transformar ese cuerpo de orden público chocan con una cultura autoritaria que se resiste a dar el salto hacia el respeto a los derechos humanos.
Las caras de esos excesos son David de los Santos y José Gregorio Custodio, quienes murieron después de ser apresados por agentes policiales por circunstancias distintas.
De los Santos, de 24 años, residente en el municipio Los Alcarrizos, fue detenido el miércoles 27 de abril en un centro comercial de Santo Domingo, tras supuestamente protagonizar un incidente con un señora no identificada.
Posteriormente fue llevado al destacamento del sector Naco, y al día siguiente fue trasladado al hospital Moscoso Puello, presuntamente por los golpes que se habría autoinfligido “producto de una crisis mental”, según la versión policial.
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Sin embargo, sus familiares niegan rotundamente la referida versión, y argumentan que De los Santos no padecía ninguna enfermedad mental, y que por el contrario era un joven dedicado a sus estudios y al trabajo.
La víctima era graduado de Educación Física, laboraba en un call center, y hace poco logró cumplir uno de sus sueños: construirle una vivienda a su madre.
De los Santos murió el pasado domingo en el hospital Darío Contreras, donde fue trasladado por los múltiples traumas que presentó en el cráneo, cuello, genitales, y deshidratación extrema, según el relato de sus familiares.
Ayer, la Policía Nacional informó que fue suspendida la dotación policial completa del Destacamento Naco, y que se profundizan las investigaciones en coordinación con el Ministerio Público.
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Un caso similar en Ocoa
La comunidad de San José de Ocoa aún no se recupera de la muerte de José Gregorio Custodio, quien fue apresado la madrugada del domingo 17 de abril, luego que su pareja, Johanny Casado, lo denunciara por agresión.
Según las versiones recogidas en la comunidad, Gregorio Custodio fue apresado por una patrulla policial que lo trasladó al destacamento central.
A sus familiares se les negó verlo en el recinto policial, y ya en la noche del referido día fue llevado al hospital San José.
Su madre, Milanda Custodio, pudo verlo prácticamente en su lecho de muerte, donde le dijo “Milanda, me muero hoy. Los policías me molieron a golpes”.
Gregorio Custodio falleció la mañana del lunes, y ante el hecho la Policía se limitó a decir, como es costumbre, que profundiza las investigaciones.