El tema llegó a la opinión pública tras filtrarse una carta dirigida por tres diputados del PRM a José Ignacio Paliza y Carolina Mejía, en la que denuncian que unos bonos de Semana Santa “para las habichuelas con dulce” no llegaron nunca a las manos de los compañeros que los debieron recibir, ya que “fueron sustraídos o distribuidos de manera medalaganaria por uno de los grupos incrustados en la dirección del PRM al margen de los organismos destinados”.
Y les exigieron, “como autoridades partidarias”, que se aclare la situación y se reponga la cantidad de bonos que fueron sustraídos por la dirección del partido en Santiago. Como la carta tiene el tufo inconfundible de una garata interna en el partido de gobierno despertó el interés de la opinión pública, pero también la reacción inmediata de la gobernadora de la provincia Rosa Santos, quien le restó importancia a la denuncia, no la negó, y exhortó a los diputados a lavar la ropa sucia en casa.
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Aunque no pareció ser la respuesta mas apropiada al reclamo de sus compañeros, que nunca señalaron la cantidad de bonos perdidos que provocó el bochinche que sacó la ropa sucia a la calle, se pensó que el boche de la jefa política del PRM dejaría las cosas de ese tamaño. Y de ese tamaño se quedaron durante un par de días, en los que quedó claro que nunca se sabrá quién se comió las habichuelas con dulce “ajenas”.
Hasta que el presidente del PRM y Ministro Administrativo de la Presidencia, quien desde las alturas del Palacio Nacional vio clarito el peligroso camino que iba tomando el bochinche, les aclaró a sus compañeros diputados que esa organización no ha comprado bonos para repartirlos en Semana Santa. Apunten para otro lado, podría ser un buen resumen de su respuesta. No sé qué dirán ahora los diputados quejosos ni qué le explicarán a los que se quedarán esperando los bonos, aunque dudo que quieran seguir lavando la ropa sucia en la calle por culpa de unas habichuelas con dulce cada vez más lejanas.