La Internet tiene la particularidad que no hay un “dueño” en el sentido que estamos acostumbrados a manejarnos, consecuentemente, tiene una característica consustancial a ella, y es su aterritorialidad, y esto de por sí sólo, crea una situación legal de trascendencia en cuanto al régimen fiscal de las actividades desarrolladas por la red, así como la dificultad de identificar a los sujetos infractores, tanto del fisco como de otros hechos punibles, por un lado, y por el otro, del lado de los administradores de la red, mucha libertad sin dar cuentas, en principio, a nadie. El Internet llegó para quedarse, pero a “la casa”, hay que ponerle reglas equitativa para todos, bajo un mismo fundamento como bien común.
De cara a la administración mundial, regional y nacional de los dominios.
Al igual que en los sitios para visitar, trabajar o estudiar, si no tenemos la dirección, no podremos llegar. En la Internet igualmente nos manejamos con dominios que son direcciones, por países, similar a los códigos de los números de teléfonos por áreas geográficas, para evitar el caos.
La labor de asignar direcciones en Internet a escala mundial y la administración del directorio maestro conocido como el archivo de zonas raíces, está en la actualidad en manos de la Internet Corporation for Assigned Names and Numbers (ICANN), órgano sin fines de lucro que se desarrolló a partir de un compromiso formulado por parte del gobierno de los Estados Unidos en el 1998, tendente a transferirle la gestión del Sistema de Nombres de Dominio. Su sede principal ha estado siempre en Los Ángeles, California. Tiene una estructura bien compleja, que descifrarla sería otro artículo especializado.
A lo anterior, le sumamos la existencia de las Organizaciones de Apoyo para Direcciones (ASO), correspondiéndole a la nuestra, el Registro de Direcciones de Internet de América Latina y Caribe (LACNIC), cuya función es asignar y administrar los recursos de numeración de Internet (IPv4, IPv6), números autónomos y resolución inversa para la región, y a la fecha brindan servicios en 33 países de América Latina y el Caribe.
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La Internet Assigned Numbers Authority (IANA), es un departamento de la ICANN, es responsable de asignar nombres y sistemas de números únicos que se usan de acuerdo con los estándares técnicos, protocolo de red de Internet, y constituyen la base del direccionamiento de páginas web. Por ejemplo, una de sus tareas claves, para poder acceder a una página web, bastaría con introducir el nombre del dominio en el navegador. Este nombre se envía a un servidor que se encarga de “traducirlo” en una dirección de protocolo de Internet (IP), y dirige así al usuario a la página web solicitada.
Los dominios pueden ser, para nuestro país, República Dominicana, el punto “.do”, a saber: do; com.do; edu.do; net.do, org.do, etc. Estos nombres y números designados como identificadores únicos se comparan con un conjunto estandarizado de parámetros del IP, permitiendo así la comunicación entre ordenadores.
Mientras que la Internet es famosa por ser una red en todo el mundo libre de la coordinación central, hay una necesidad técnica de algunas partes clave de la Internet para ser coordinada a nivel mundial.
El Registro de Nombres de Dominio, bajo el Control del “Country Code Tope Level Domain” dominicana (ccTLD.DO), está administrado por el Network Information Center – NIC DO- de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra. Función delegada en 1991 por la Internet Assigned Numbers Authority (IANA), actualmente operada por ICANN. Para mayor información pueden accesar a su página web: www.nic.do.
Los dominios se registran desde un año hasta diez, sus respectivas renovaciones, transferencias, y restauración, esto último para cuando se ha vencido su vigencia y no se operó oportunamente la renovación. Los costos oscilan entre RD$800.00 y RD$8,000.00, dependiendo del tiempo de su registro y la clasificación a ser seleccionada.
La Web. 2.0
El término Web 2.0 está asociado a aplicaciones web que facilitan el compartir información, la interoperabilidad, el diseño centrado en el usuario y la colaboración en la World Wide Web (WWW).
Un sitio Web 2.0 permite a los usuarios interactuar y colaborar entre sí como creadores de contenido generado por usuarios en una comunidad virtual, a diferencia de sitios web donde los usuarios se limitan a la observación pasiva de los contenidos que se ha creado para ellos. Gracias a la Web 2.0 se han desarrollado todas estas aplicaciones que han hecho de consumo masivo el navegar por las distintas redes sociales, entre ellas Facebook, Twiter, Google, etc., como un estilo participativo. Pero es oportuno también referirnos a la web 3.0, en lo referente al Internet en la nube, ya que gran parte del contenido está almacenado de esta forma. Se trata sin duda de un avance más que podemos ver en nuestro día a día al utilizar la red.
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Acceso al Internet es un derecho fundamental.
La organización de Naciones Unidas ha reconocido el acceso a la Internet como un derecho fundamental, lo que amerita hacer todos los esfuerzos necesarios para evitar la discriminación, la brecha que separa los “conectados” de los que no, pero también habrá de implicar su democratización a lo interno de la misma.
Esta separación “discriminatoria” que se vive en la red, es preocupación de los organismos internacionales, que motivan a políticas más inclusiva para ir logrando una mayor penetración por número y en representatividad, dígase la mujer, los discapacitados, los envejecientes, los sectores marginados, rurales, etc. Dicha separación, no sólo se da con un país respecto a otro, sino también dentro de una misma sociedad, incluso dentro de una misma familia. En cuanto a éste último punto, se plantea la necesidad de ir conectando generaciones, que padres no estén al margen de lo que sucede con sus hijos en el uso de la Internet.
A la fecha tenemos países con muy poco acceso a la Internet, principalmente algunos países africanos, y nuestro vecino, Haití, la cual según las estadísticas el internet llega a menos del 10 por ciento de su población.
La red de la Internet, hoy por hoy, es un instrumento muy importante y poderoso para el desarrollo individual y colectivo de la toda sociedad. Es una ruta sin retroceso, con luces y sombras. El mundo virtual cada vez más busca parecerse a todos sus dinámicas al mundo “físico” o material, en lo bueno y lo malo.
Si bien es cierto que la Internet une las fronteras, y nos convierte en un mundo globalizado, dicha plataforma no está ajena a los conflictos internacionales que se suscitan entre las grandes potencias y a la censura de acceso de sus ciudadanos, dando lugar a una nueva modalidad de coartar las libertades individuales y colectivas.
En China continental (República Popular de China), las redes de Facebook, Twitter, Youtube y Google+, están bloqueados.
En otro orden, tras el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, se ha informado en los medios de comunicación que Rusia buscará excluirse del mundo occidental, y preparará su desconexión de las redes globales y crear la suya propia, RuNet, lo cual estuvo anunciado para iniciar el pasado mes de marzo.
La Internet, bajo control político, se perfilaría como la nueva arma para la alienación de los pueblos, a lo cual debemos dar la cara, porque con la conquista lograda por la Revolución Francesa en 1789, nos resulta más que suficiente. “La liberté guidant le peupe”. (La libertad guiando al pueblo).
Finalmente, ¿a qué aspiramos?
- A que ningún Estado o potencia mundial tenga el control del gobierno internacional de la Internet, y que bien pudiera estar bajo la regulación de la Organización de Naciones Unidas, a través de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT).
- Que la democratización de la Internet requiere de la unidad de la comunidad internacional, que se ponga de cara a no darle largas al tema, que mucho que tiene que ver con la libertad, no solo de expresión si no de pensamiento.
- A que contemos con mayor información sobre las políticas relativas a la Internet, en lo que respecta a su administración o gobernanza mundial, y a sus canales, redes o plataformas, con las cuales nos tienen encantados, y de cuyas políticas de privacidad y de comercio, sus Fundadores manejan con mucha libertad y privacidad en su favor, y en cambio, respecto a sus usuarios, a su sola discreción, se permiten limitar libertades que van desde el derecho a la libertad de expresión hasta el derecho a la educación, a la salud; a violar el debido proceso de la comunicación; a actuar con censura de contenidos, y consecuentemente, dar paso a la violación al derecho a la defensa, y al de recurrir en protección válidamente.
- A que todas las plataformas de interacciones en la red, no solo estén disponibles para los registros de nuevos usuarios, sino que puedan dar acceso a la información de si mismas más allá de lo que se filtra por los medios noticiosos. Que se les imponga la obligación a rendir cuentas y motivar las decisiones a la luz de las garantías a los derechos fundamentales universalmente reconocidos.
- A la neutralidad de la red, en la cual los proveedores de servicios de Internet no favorezcan ni discriminan a los usuarios ni a los sitios web.