De fuera vendrán

De fuera vendrán

Claudio Acosta

La Dirección General de Migración dio la respuesta que esperábamos a la denuncia de Amnistía Internacional, que calificó de abusiva y desconsiderada, acusando a República Dominicana de aplicar una política migratoria racista y discriminatoria contra los haitianos y sus descendientes que se encuentran en el país de manera irregular, a los que dice les violan sus derechos y someten a maltratos durante el proceso de repatriación.

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Y si digo que era la respuesta esperada es porque a nadie le gusta, y los dominicanos no podíamos ser la excepción, que un vecino o alguien que ni siquiera vive en el barrio vaya a su casa a decirle de qué color tiene que pintarla, de qué manera educar a tus hijos o cuándo despedir o contratar al servicio, por lo que todos estamos de acuerdo en rechazar las acusaciones del organismo internacional y celebrar que el director de Migración, Venancio Alcántara, la pusiera en su puesto recordándole que aquí mandamos nosotros. Además de que no es la primera vez que se nos acusa de lo mismo y con las mismas intenciones, que ya ni se preocupan por solapar: que nos echemos encima el problema haitiano, a pesar de que estamos cansados de repetir que no podemos con esa carga tan pesada.

Pero los que aplaudimos y celebramos la firmeza del comunicado de Migración no estamos sordos y ciegos, como tampoco lo está su director, razón por la que debemos ser capaces de reconocer que no todo lo que dice el organismo internacional es mentira, pues desde hace tiempo abundan las denuncias y testimonios, muchos de ellos documentados en videos y periódicos, sobre abusos y maltratos durante el proceso de repatriación de haitianos en supuesta situación irregular, maltratos que incluye despojarlos de sus pertenencias, sobre todo cuando se trata de dinero y celulares. También deberíamos saber que esa forma de actuar es inaceptable, y que no hacía falta esperar que Amnistía Internacional lo denuncie para sentirnos avergonzados.