“De lo real a lo imaginario” Cuatro artistas dominicanos en la Fondation Clement, isla Martinica

“De lo real a lo imaginario” Cuatro artistas dominicanos en la Fondation Clement, isla Martinica

La isla Martinica pertenece al Caribe francófono y tiene la maravillosa particularidad de ser una isla de arte y pensamiento. Aimé Césaire, martiniqueño, oriundo del Lamentin, le regaló al mundo el poemario “Cuaderno del retorno al país natal”, y “La tragedia del Rey Cristóbal”, dos obras literarias pilares del pensamiento caribeño.
Franc Fanon publica “Piel negra máscaras blancas” marcando una posición política y humana sobre la alienación. Edouard Glissant seguirá el camino abierto por Césaire, para contribuir con una obra que enlaza el pensamiento de los dos primeros pilares y así proponer un espacio de ideas creadoras de la “créolité” donde converjan todas las partículas humanas en sus singularidades, en un espacio filosófico abierto y activo que el intelectual Glissant nombró un “Tout Monde”, es decir, un “Todo Mundo”, obra y manifiesto que propone muchos matices en los procesos de emancipación caribeña.
Martinica, como sociedad caribeña heredera de este conjunto de intelectuales del siglo XX, tiene un espacio privilegiado en las artes y en las letras, siendo una cuna de creatividad y acción socio-cultural.
Gracias a la dinámica privada del grupo Bernard Hayot, motivada por su director general, del mismo nombre, la isla Martinica cuenta hoy con un espacio de arte contemporáneo post –moderno, que por ser coleccionista y apasionado de los lenguajes artísticos Bernard Hayot gerencia y asume con un equipo profesional y un espacio arquitectónico privilegiado con el nombre de Habitation CLÉMENT.
El centro se inauguró en enero del 2016, con una exposición de carácter retrospectivo del artista de origen haitiano Hervé Télémaque, muestra que antes se expuso en el Centro Pompidou de París.
Todo este referente es válido para que se entienda que realmente esta colectiva “De lo Real a lo Imaginario”, es un acontecimiento de carácter internacional para nuestros artistas integrados en los procesos de difusión de sus obras gracias a la colaboración de una multiplicación de competencias, en la que debemos saludar el aporte de Luz Severino, artista dominicana, con residencia en Martinica desde hace más de 20 años, y que en este caso obró como curadora de la exhibición en la que participan artistas dominicanos.
El artista Toño Arias Peláez, fotógrafo, ofrece un conjunto de fotografías con una mirada a través de un lente que enfoca la vida y la muerte, el presente y el pasado, escenificados en espacios arquitectónicos, en los que los cementerios se integran a la ciudad en una continuidad urbana. En sus obras las zonas distritales de New York como de Santo Domingo, pertenecen al espacio existencial, y a la relación de continuidad de la muerte con la vida, del ayer con el hoy. Respondiendo así a muchas creencias reales y místicas que expresan la socialización del ciudadano con el cementerio. La opción del blanco y del negro llama una sensación de testimonio o de vida a través de los panteones fúnebres, donde los Ángeles conservan sus alas y los niños pierden sus brazos en una alegoría dramática de la muerte…
Otro gran artista dominicano José Pelletier, lleva unos años trabajando en dibujo y pintura la figura humana, en las obras presentadas y curadas, se mueve un gesto de brocha y trazo que nos invita al recuerdo de Francis Bacon, en la pulsión alienante del rostro y en la transformación de todo signo de belleza natural. Pelletier, acude a referentes emblemáticos de las artes y de la música con una selección de personajes que hacen parte de la vida pública de los 70-80, como es el caso del artista norteamericano recién fallecido Prince, retrato de una bella sobriedad en la composición. Otros personajes anónimos confirman una técnica abiertamente expresionista nutrida de un gran dominio dibujístico.
Fermín Ceballos, pintor e instalador, conmueve en sus telas de lenguaje de lluvias en los que ejerce una delicada relación entre la línea y la mancha, el blanco y el negro en una distribución a dos espacios de sus telas. Lluvias que nos vienen de fondos negros armados en el cielo hasta la caída incontrolada e incontrolable de las aguas convertidas en aguacero, diluvio, tormenta, huracán o ciclón. Tenemos en las obras de Ceballos una poética plástica y visual exquisita lograda con unos recursos minimalistas tanto en la materia gráfica como pictórica y con un dominio intelectual y técnico del artista que maneja unos grises sinfónicos y unos trazos blancos danzantes. Estas obras de Fermín confirman la vitalidad del dibujo y de la pintura post-moderna dominicana, con una armonía de sobriedad y mucho duende.
La línea en esta exhibición continúa su resonancia en las instalaciones de Patricia Castillo (Patutu) con sus creaciones asumidas con hilos de nylon, en los que domina el amarillo y conexiones geométricas de enjambres visuales que se van haciendo entre palos recuperados y maderas. Desde hace varios años, Patricia Castillo investiga y experimenta sus procesos de instalaciones con una relación intensa a la transparencia y a la visión cruzada en perspectivas que ella crea con los hilos y las telas. Ella nos ha explicado que desde la niñez siente una atracción por los hilos y los tejidos, y que los integra en sus instalaciones con estas materias.
“La Ultima Cena” inspirada en la obra de Leonardo Da Vinci, propone un asiento para doce comensales y el mitin estructura octagonales. Desde la perspectiva de la artista el lugar de la fiesta donde nos juntamos para celebrar el encuentro entre seres humanos.
El conjunto de la exhibición propone una variación de lenguajes contemporáneos tanto en la fotografía como en la pintura y en las instalaciones de cuatro artistas que ofrecerán durante un mes al público un acercamiento a la producción artística dominicana.
La muestra se presenta en un espacio de mucha profundidad y altura espacial, que permite abarcar cada propuesta en su individualidad.
Sin embargo, nos quedamos con una impresión y sensación muy intuitiva que nos han generado las obras de Fermín Ceballos y de Patricia Castillo, pues entendemos que dentro de los diálogos visuales hay una poética compartible entre la línea geométrica y perfecta de Patricia Castillo y los toques puntillistas de Ceballos. Dentro del trabajo de la línea, esta exhibición nos ofrece una perspectiva posible de algún día asociar visualmente la pintura de Ceballos con las instalaciones de Patricia Castillo, un secreto guardado por revelarse que nos surge de estas dos obras.
Nos place informar que los artistas en su conjunto manifestaron una gran satisfacción en el manejo curatorial de la exhibición y en el profesionalismo del equipo de la Fondation Clément, que podrán disfrutar hasta el mes de agosto en curso.

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