Deber universal: buscar la seguridad global

Deber universal: buscar la seguridad global

Eduardo Klinger Pevida

Imposible desconocer que vivimos en un mundo convulso, con tensiones que parecen apuntar a una gran conflagración que inquieta y preocupa a todos. Mientras unos creen que provocar guerras puede resultarles un gran negocio, el resto de la humanidad cree que se ha llegado al límite y hay que poner un alto a tanta irresponsabilidad. Uno de estos es el presidente Xi Jinping quien ha presentado un programa para garantizar la seguridad universal, su Iniciativa para la Seguridad Global (ISG), a la cual se le debiera prestar atención sin el prejuicio, de algunos, por provenir del líder comunista de una gran potencia.
La ISG no es una estrategia para el hegemonismo chino. Es un llamado para la sobrevivencia humana, a evitar la hecatombe. Es irresponsabilidad descalificarla con el pretexto de que busca preponderancia porque su contenido es claro y preciso: tiene que ser un trabajo de conjunto, de todos, un esfuerzo universal.

Ante tantos desafíos a la paz global, la ISG reconoce que si no se hace un esfuerzo por impulsar el desarrollo global va a persistir siempre crisis de gobernanza. En un libro que publiqué hace cinco años sobre los Premios Nobel, advertía en la portada que sin “ciencia y cultura no hay desarrollo y sin desarrollo no hay paz”.

En las 6 propuestas contenidas en la ISG no hay nada malévolo, ni implícito ni explícito: solo requisitos que decenas de naciones han endosado, a saber: (i) mantener el compromiso con una seguridad común, integral, cooperativa y sostenible y que todos trabajen conjuntamente por ese objetivo; (ii), compromiso de respetar la soberanía e integridad territorial de los Estados, lo que incluye no interferencia en sus asuntos internos y tolerancia con la elección de cada uno; (iii), respetar los propósitos y principios de la ONU, verdaderamente universales, que evitarían la confrontación, el unilateralismo y la política de bloques; (iv), compromiso global de que todos tomen en serio las preocupaciones de todas las naciones, una seguridad global tiene que ser indivisible, sostenible y necesariamente equilibrada; no contribuye a la paz global el buscar la seguridad propia a costa de la de otros; (v), compromiso con la solución pacífica de controversias y disputas, y (vi), compromiso a garantizar la seguridad en ámbitos “tradicionales y no tradicionales”, cambio climático, migración, contrabando, drogadicción.

Nada objetable para quienes busquen, consecuentemente, el desarrollo y la paz universal.

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