Sin importar el nivel de desarrollo y del sistema económico imperante, en todas las naciones se considera normal y hasta cierto punto saludable que los precios tengan un alza moderada y estable. Cuando ese escenario acontece, consumidores, comerciantes y productores lo ven como conveniente, aunque en primera instancia los demandantes pueden asumir una postura crítica, pero luego al final, se dan cuenta de que la dinámica económica tiene mayor garantía sostenible, al momento que el productor y el vendedor tienen expectativas de ganancias, ante el hecho que genera nuevas inversiones y empleo y, más aún, si los ingresos de los trabajadores quedan ajustado a la inflación moderada.
El escenario de inflación negativa -caída pronunciada, general y sostenida de los precios-, no obstante, a ser popular en un principio en la población, posteriormente, al atentar contra la inversión, el crecimiento económico, el empleo y, además, al gasto, los consumidores terminan dándose cuenta que es preferible el escenario de algo de inflación con estabilidad que promueve crecimiento y empleo, que inflación negativa que genera un efecto contrario.
Por esa razón básica, la política económica, en particular la monetaria, le presta su mayor atención a gerenciar los precios, quedando establecido para el caso dominicano, el esquema de meta de inflación desde el 2012, como la herramienta que rige todo el accionar de su ámbito y se concretiza en el programa monetario del año. Desde entonces, el nivel óptimo que se ha dispuesto es el de un 4.0 %, en el entendido, que, en un ambiente de baja inflación y estabilidad, la economía se mueve con una mejor asignación de recursos, en caso contrario, una inflación alta y persistente, puede hacer posponer las inversiones.
La economía dominicana registra la mayor intensidad en su tasa de inflación desde el 1991 hasta el 2023, durante los años que van del 2002 al 2004, cuando la tasa interanual se situó en un 10.51 %, luego en un 42.66 % y después con un 28.74 %. En términos de mes, el incremento general de los precios llegó alcanzar el nivel más elevado en mayo de 2004, cuando la inflación interanual se colocó en un 65.29 %, siendo el pico mayor desde que se registra y publica el dato de los precios en forma sistemática en el país.
El contexto del incremento de precios en la economía dominicana para entonces no obedecía ni remotamente a influencias de factores internacionales, las causales se ubicaban en el plano local, combinando la caída de la economía, el aumento de la pobreza general monetaria, la pérdida de confianza de los consumidores, expresada también en una alta volatilidad cambiaria y una débil y vulnerable marco legal, así como además, una fuerte injerencia de instituciones y niveles jerárquicos en la conducción de la política monetaria que hizo potenciar la subida de la inflación a niveles no conocidos.
Con el cambio radical en la conducción de la administración pública a partir de agosto de 2004, y desde que se anunció el resultado electoral en mayo de ese mismo año, la tensión del clima económica comenzó a ceder, dando paso a una menor presión sobre todos los precios de la economía, que hizo que desde entonces la tasa de inflación se ubicara en un dígito, dejando atrás la época de los dos dígitos.
Es así que los precios al consumidor en el 2005 se colocaron en un 7.44 %, luego en 5.0 % en el 2006, en el 2007 en un 8.8 %, al año siguiente en un 4.52 %, en el 2009 en un 5.76 %, en el 2010 en un 6.24 %, en el 2011 en un 7.76 % y a agosto de 2012 en un 1.71 %. La descrita estabilidad de la inflación se produjo, a pesar de que la República Dominicana no había asumido oficialmente el esquema de meta de inflación por parte del Banco Central, la que lo adoptó justo en enero de 2012. Varias razones de peso incidieron en el mantenimiento del control de la inflación, siendo clave la adecuada liquidez que se propició en la economía.
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Con un entorno internacional muy favorable, con ausencia de presiones de precios importado, la inflación durante los años 2013 al 2019 se mantuvo casi siempre por debajo de la meta de inflación de un 4.0 %, solo en el año 2017 se produjo un reducido desvío, al situarse la subida de los precios en un 4.20 %, de manera que, en materia de control de precios, el ámbito monetario continuó cosechando éxitos en la conducción de su política económica.
El cambio en el rumbo del comportamiento de los precios de la economía dominicana acontece a partir de 2020, cuando registró un 5.5 %, manteniéndose sobre la meta de inflación en los años siguientes, con un 8.50 % en el 2021, de un 7.83 % en el 2022 y a marzo de 2023, la tasa de inflación interanual se coloca en un 5.90 %. El desvío de los precios respecto al óptimo de la meta que es de un 4.0 %, resulta un revés para la conducción de la política monetaria.
Factores multicausales han presionado a una mayor inflación en la economía dominicana, los que van desde los internacionales hasta los locales. De todas maneras, debe continuar siendo un desafío para las autoridades monetarias y también en parte para las fiscales, el tema de los altos precios, habida cuenta de que la inflación subyacente se mantiene sobre la meta de inflación, al colocarse a marzo de 2023 en un 6.16 % y la de los bienes no transables se situó en un 5.90 %.
De la alta inflación que padeció la economía dominicana en los años 2002 al 2004, el país pasó a bajar la inflación en el 2005, para mantenerse luego por un periodo prolongado de bajos niveles de precios hasta el 2019, para finalmente situarse por vez primera en la historia de los precios de los últimos años en una posición que supera a la meta establecida, razón que puede permitirnos afirmar que hemos pasado del éxito al fracaso de la inflación en la República Dominicana.