Del mito al condón

Del mito al condón

La única forma de que las especies puedan mantenerse con vida es adaptándose al entorno. De hecho, ha sido la única razón por la que hoy leas esto en la pantalla y no en papiro. Esa capacidad de los seres vivos de evolucionar para perpetuarse es y será la regla primaria de supervivencia, y eso pasa con todos los grupos sociales, incluyendo los políticos, educativos, laborales, deportivos, familiares y, por supuesto, religiosos.

Hasta hace un cuarto de siglo la Semana Santa era el lapso propicio para que la doctrina religiosa -sobretodo la católica- extendiera sus influencias sobre los feligreses y les amarrara el descalabro hormonal que se presenta cuando juntas playa, alcohol y poca ropa. A base de mitos y miedo imponían reglas para concentrar toda la atención en los versículos y la homilía, sin olvidar el bálsamo disfrazado de diezmo.

Desde el Domingo de Ramos hasta el de Resurrección era un peregrinal que se debía cumplir al pie de la letra. Sin embargo, de toda esa semana el Viernes Santo era el más pintoresco porque se vivía un letargo nacional, no había radio encendido, no se comía carne, no se decían maldiciones, no se podía ni hablar o pisar fuerte, era pecado bañarse en el río y, lo más chulo, no se podía tener sexo porque «te quedabas pega’o».

Quizás queden secuelas de aquellas creencias y tradiciones, pero han de ser muy pocas, sobretodo la última parte que limitaba el coito. La sociedad dominicana pasó del mito de hace décadas al pragmatismo de lo cotidiano, a la acción que empuja la circunstancia. Es casi imposible controlar que dos personas tengan relaciones sexuales en tiempos de faena, imagine lograrlo con cinco días de vacaciones.

Ante esa realidad es que las instituciones como el Consejo Nacional del VIH-Sida y Profamilia aprovechan el flujo de seculares en las calles para regalar condones y tratar de evitar cualquier enfermedad o embarazo no deseado. Este año distribuyen unos 60,000 preservativos en las avenidas y autopistas del país, aunque aclaran que es un oficio que lo hacen 24/7/365, con énfasis en los ciclos vacacionales como Navidad y Semana Santa.

Las iglesias no aplauden la distribución de los condones porque entienden que es un estímulo a la práctica sexual prematrimonial, sin embargo, quienes pasan el «gorrito» afirman que el sexo adolescente y juvenil es una realidad que se constata con más del 20% de los embarazos protagonizados por mujeres menores de 18 años, por lo que prefieren que tengan sexo seguro si como quiera lo van a tener.

¿Cómo comprueban la práctica sexual en estas fechas? Porque entre septiembre y enero son los meses que más niños nacen en República Dominicana y así lo confirma la Oficina Nacional de Estadísticas cuando precisa que solo en el primer mes de 2016 nacieron más de 12,500 niños, contrario a los otros meses donde la media era 10,000. Para que se den esos casos deben ser concebidos a final de marzo y principios de abril, ¿y qué ocurre en ese lapso? Yo no sé.

Sí, me agrada la idea de que la adaptación nos vaya moviendo hacia una sociedad más razonable y elástica, aunque eso no merece el aplauso a palma ancha con todo porque hay costumbres que no deberían perimir por la influencia binaria ni la automatización de casi todo. Es inteligente que se cambiara el mito por condones, ahora nos toca ser sabios y saber cuándo, cómo y con quién usarlos porque no hay latex que nos proteja de una decisión errada. ¿Amén? ¡Amén!