Del tribunal a la playa

Del tribunal a la playa

POR DOMINGO ABREU COLLADO
En el juicio que se le sigue a Adolfo López Belando  en el tribunal de la segunda cámara penal del Palacio de Justicia de Ciudad Nueva, acusado López Belando de difamación e injuria por Félix Jiménez, Secretario de Estado de Turismo, salieron a relucir algunos aspectos ecológicos interesantes, relacionados con el manejo de los recursos naturales que interesan al desarrollo turístico de la República Dominicana.

Por ejemplo, el Secretario de Estado de Turismo arguyó que la zona de Bahía de las Aguilas es posible de utilizar turísticamente mediante la construcción de “ecolodges” (cabañas turísticas rústicas, en buen español), y que esa es la razón por la que varios inversionistas franceses se habían reunido con el Presidente Leonel Fernández, ofreciéndole alternativas para el desarrollo de la región Sur, incluyendo a Pedernales y su codiciada Bahía de las Aguilas.

Durante su exposición en el juicio, Félix Jiménez insistió en la seguridad que le asiste de que tales infraestructuras (ecolodges) no afectarían la ecología de la Bahía, aduciendo que su interés desarrollista no tiene nada que ver con el interés comercial de los inversionistas franceses. Razón por la cual sometió a la justicia a Adolfo López, pues éste había dicho públicamente que el Secretario de Estado de Turismo era socio de una de esas compañías inversionistas, falsedad que Félix Jiménez ha ido demostrando según avanza el juicio.

Sin embargo, con toda la razón que le asiste al Secretario de Turismo –y dado que los resultados de este juicio van a ser muy aireados y difundidos– queremos aprovechar esa  difusión para resaltar algunas otras verdades sobre el manejo turístico de estos recursos.

Refiriéndose a Mesoamérica y las islas del Caribe, la organización Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) resalta su importancia económica de esta manera:

“Las principales fuentes de subsistencia de MAR (Mesoamerican Reef) están ligadas a los recursos marinos, pues se dedican a la pesca y el turismo. A esto se une la labor agrícola y las actividades relacionadas con los recursos forestales y uso del agua.

“La pesca en el MAR constituye una de las principales fuentes de ingresos para las economías locales de subsistencia. Dentro de las especies que se explotan para fines comerciales destacan la langosta espinosa, el caracol rosado, el camarón, el pargo y el mero.

“Además, a lo largo de las últimas dos décadas y dada la belleza paisajística, el turismo se ha convertido en una industria de muy rápido crecimiento en la ecoregión, ganando fuerza el turismo recreativo de sol y playa, el buceo y recientemente los viajes internacionales en cruceros.

“En las planicies costeras se impulsan importantes actividades agroexportadoras, ligadas al cultivo del banano, cítricos, caña de azúcar, piña y palma africana. Con la aprobación de algunos tratados de libre comercio y la cercanía geográfica de los puertos de la región con mercados internacionales estratégicos, se espera que estas actividades se incrementen.

“Es así como la economía depende directamente de las condiciones de salud del arrecife y de los ecosistemas costeros y marinos asociados. Sin embargo, la sobreexplotación de los recursos marinos, el desarrollo costero no regulado, y la contaminación por desechos y efluentes ha puesto en peligro el delicado balance de la ecorregión.”

Esas aseveraciones son de una organización mundial que está colaborando con muchos países en la protección de sus recursos. Y son también algunas de las preocupaciones de los ecologistas. Es la economía de la región caribeña y de la República Dominicana en particular que están en juego. No es un asunto de no querer desarrollo o proteger por esnobismo.

 La voluntad política

 El documento del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) cita la disposición de cuatro gobiernos de la región en relación con el manejo de los recursos naturales. Y es bueno que el Secretario de Estado de Turismo vea esta cita:

“Conscientes de la necesidad de conservar el Arrecife Mesoamericano, en 1997 los Jefes de Estado de Belice, Guatemala, Honduras y México, firmaron la Declaración de Tulúm, un acuerdo mediante el cual se comprometieron a manejar la ecoregión de manera sostenible.

“Desde entonces, los cuatro gobiernos cuentan con un proyecto regional para el Arrecife Mesoamericano, lo que refleja su compromiso por cuidar, conservar y alcanzar los objetivos comunes de desarrollo en la región, con una renovación de metas.

“Con el liderazgo de la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo (CCAD) que representa los intereses de los cuatro gobiernos, el apoyo del Fondo Ambiental Global (GEF, por sus siglas en Inglés) y las contribuciones técnicas y financieras de organismos locales e internacionales, los países han avanzado una agenda de acciones para la conservación en la región.

“En este esfuerzo se han logrado unir las voluntades de gobiernos, instituciones de educación, sector privado y sociedad civil hacia objetivos comunes”.

Es decir, en esos países (y otros se han ido sumando a esa línea) los gobiernos, e imagino que también sus respectivos estados, han entendido el mensaje de la conservación, porque es un mensaje de desarrollo social y económico para no poner en peligro ni los recursos naturales ni el futuro de la región, tanto en materia social como económica.

Eso, el manejarse adecuadamente con los recursos naturales para asegurar su permanencia, es la mejor forma de conducción, de gobierno, de política, que es el arte de gobernar.

Las iniciativas de la WWF
La iniciativa ecorregional de WWF se enfoca en las siguientes áreas estratégicas de trabajo:

1. Reducir los impactos de la contaminación del agua por la agricultura comercial y otras fuentes. Se procura disminuir la presencia de plaguicidas en el ambiente marino y para controlar la erosión del suelo en las principales actividades agrícolas.

2. Disminuir los impactos de la pesca comercial no sostenible. Se busca mejorar las prácticas de pesca, y favorecer las condiciones económicas de los pescadores, a la vez que se regula la captura de especies clave.

3. Reforzar el sistema de áreas protegidas costeras-marinas y terrestres. En busca de que los hábitat claves en el arrecife caribeño estén legalmente protegidos, bien manejados y adecuadamente financiados.

4. Atenuar la tendencia degradativa de la deforestación en la región. Esta estrategia está dirigida a la búsqueda del rol del bosque en la recarga hídrica de las corrientes de agua hacia el arrecife, y al desarrollo de prácticas alternativas de producción social que sean rentables y ambientalmente compatibles.

5. Fortalecer las capacidades locales y la coordinación regional. Esta estrategia transversal está concebida para apoyar la capacitación de individuos y organizaciones, el trabajo colaborativo, el intercambio de información y la gestión de recursos financieros necesarios para consolidar las acciones de conservación.

Estos planteamientos son de la organización Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), y dirigida su aplicación hacia los países centroamericanos de México, Belice, Guatemala y Honduras, pero son de igual aplicación para la República Dominicana, principalmente porque esos países, México más que los demás, recibieron fuertes impactos del turismo no controlado, impactos a los que está expuesta ahora la República Dominicana.

 Pensando en el futuro

 En su exposición durante el juicio del que hablamos al inicio: el que se le sigue a Adolfo López Belando, el Secretario de Turismo hizo énfasis en el futuro del país. Pero es bueno que Félix Jiménez vea que el movimiento ambiental –y no hablo del acusado contra quien el Secretario se querelló– tiene una visión mucho más amplia y participativa que la que nos concede.

Un ejemplo de ello es cómo va marchando la cosa en Centroamérica en relación con la participación de los ecologistas, sus organizaciones, los gobiernos y el empresariado. Dice WWF: “En este proyecto participan el Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza, el “Protected Areas Conservation Trust” de Belice, el Fideicomiso para la Conservación en Guatemala y la Fundación Fondo Biosfera de Honduras, con el aval de la Red de Fondos Ambientales de Latinoamérica y el Caribe (RedLAC), y el apoyo de WWF y “The Nature Conservancy” (TNC).

“WWF también ha logrado forjar una alianza con empresa agroexportadoras y fabricantes de agroquímicos que están comprometidos con reducir los impactos de sus actividades en los recursos naturales.

“Las industrias usuarias del agua, tal como Coca-Cola, están trabajando con WWF y nuestros socios locales para implementar prácticas de conservación de agua en sus procesos productivos, a la vez que impulsan un novedoso mecanismo de Pago por Servicios Ambientales para proteger los bosques en cuencas altas de Sierra de las Minas en Guatemala”.

Más leídas