¿Demasiadas proteínas para mi bebé?

¿Demasiadas proteínas para mi bebé?

La alimentación del seno materno es recomendable durante seis meses y prolongarla hasta los dos años, si es necesario. Foto cedida

“Los bebés que consumen de manera adecuada proteínas durante los primeros mil días de su vida reducen el riesgo de obesidad,   tienen un correcto funcionamiento del sistema inmune y digestivo y disminuye el riesgo de que desarrollen alergias”, según un estudio del doctor alemán Berthold V. Koletzko.

Este estudio lo respalda el pediatra mexicano Salvador Villalpando Carrión, jefe de departamento de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica.

“El consumo de proteínas en los primeros meses de vida del bebé es indispensable en su nutrición y le marcará para el resto de su vida”, explica el doctor Villalpando Carreón, especialista en obesidad infantil y desnutrición hospitalaria.

“Antes se pensaba que era importante que el bebé comiera mucho, tuviera bastantes proteínas en su alimentación y logrará un gran crecimiento. Hoy, sabemos que el crecimiento máximo no es beneficioso sino peligroso, porque es en peso y no en estatura, lo que podría traducirse en obesidad y acompañarse de diabetes, hipertensión o enfermedad cardíaca a largo plazo”, explica.

Este pediatra considera importante mencionar que las proteínas sirven de sustrato para construir las estructuras corporales como músculos, huesos, órganos internos y sangre, entre otros.

Según Villalpando “cuando existe un exceso de proteínas se estimula la insulina y la hormona de crecimiento y, en la leche humana,  hay aminoácidos insulinogénicos, los componentes estructurales de las proteínas, que confieren al organismo la capacidad de producir insulina y hormonas de crecimiento”.

“Sí damos más aminoácidos en una dieta alta en proteínas se produce mayor cantidad de insulina y los niños van a estimular que sus células grasas se produzcan en mayor cantidad”, indica este especialista”.

De acuerdo con este pediatra, desde la década de 1970 los niños alimentados con el seno materno tenían un crecimiento distinto frente a los alimentados con fórmula (leche en polvo) y “en esa época ese tipo de lácteo poseía el doble de proteínas que la leche materna, razón por la cual los niños crecían en peso de manera acelerada”.

Tras varios años de estudios, los especialistas han concluido que esa cantidad era inadecuada.