La República Dominicana no tiene petróleo y cuando hay aumentos petroleros la economía se resiente. Por suerte, la situación económica actual no se presenta tan adversa como en el pasado por tres importantes generadores de divisas: remesas, turismo y exportaciones de zonas francas.
Post-1960, muchos dominicanos han emigrado, estimándose en más de dos millones la llamada diáspora dominicana. Esa migración se ha dirigido fundamentalmente a Estados Unidos y uno de los principales objetivos de esos inmigrantes es enviar ayuda económica a sus familiares.
Según cifras oficiales, entre 2011 y 2017, las remesas enviadas a la República Dominicana oscilaron aproximadamente entre cuatro y cinco mil millones de dólares anuales. Entre 2018 y 2020 aumentaron de 6,494.1 a 8,219.3 millones de dólares, registrándose el mayor incremento de 2020 a 2021, al alcanzar 10,402.5 millones. El 85% de las remesas en el 2021 provinieron de Estados Unidos.
La pandemia es la razón señalada para explicar el aumento reciente de remesas, sobre todo, por los programas de ayuda económica que ofreció el Gobierno de Estados Unidos. Pero el aumento comenzó antes de la pandemia. Podría ser que el flujo migratorio ha seguido aumentando y, por ende, hay más inmigrantes enviando remesas, o han mejorado los ingresos y pueden enviar más dinero, o es una combinación de factores.
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A las remesas hay que agregar el envío de cajas y tanques con bienes de consumo y los regalos que traen cuando vienen a la República Dominicana. Todo eso apoya directamente la economía familiar.
El turismo es también ahora una ventaja. En los últimos 50 años se han construido aeropuertos, carreteras y hoteles que facilitan la movilidad. La pandemia paralizó el turismo por un año, pero actualmente hay gran deseo de viajar. Quizás la guerra en Ucrania atraiga más turistas que no quieran arriesgarse en zonas próximas al conflicto. La mayoría de los turistas procede de Estados Unidos, alrededor del 60% en el 2021.
Además, un segmento creciente de “turistas” son dominicanos residentes en el exterior. Por ejemplo, a diciembre de 2021 la llegada de dominicanos residentes en el exterior sobrepasó la cantidad que vino en el 2019, no así la llegada de turistas no dominicanos. La mayoría de esos turistas dominicanos procede de Estados Unidos.
Para las zonas francas parece iniciarse una época auspiciosa después de un relativo estancamiento. La República Dominicana puede beneficiarse del llamado nearshoring si Estados Unidos reduce su dependencia de China en la producción de bienes. De 2019 a 2021 las exportaciones de zonas francas dominicanas aumentaron de 6,249.5 a 7,179.6 millones de dólares.
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Como se evidencia, la República Dominicana sigue siendo económicamente muy dependiente de Estados Unidos, pero ha diversificado su dependencia. Hasta la década de 1970 era dependiente fundamentalmente de la exportación de azúcar para generar divisas, ahora de remesas, turismo y exportaciones diversas.
Lamentablemente, turismo y zonas francas reciben amplios subsidios a costa del fisco y la mayoría de los empleos que generan son de bajos salarios, situación difícil de modificar porque argumentan que en otros países también hay playas y mano de obra barata.