Exaltado en el Pabellón de la Fama
De un barrio muy pobre a Inmortal del baloncesto: la historia de José "Grillo" Gómez
Pese a su exaltación al Pabellón de la Fama en 2010, su destacada trayectoria en el baloncesto superior del Distrito Nacional, la Selección Nacional y su paso como refuerzo en más de 10 países, Vargas confiesa que no se considera un referente.
El Grillo, uno de los jugadores dominicanos más conocidos internacionalmente.
Antes de convertirse en Inmortal del Deporte Dominicano, ser exaltado al Pabellón de la Fama y llevar la bandera tricolor a escenarios internacionales, José “El Grillo” Vargas fue un niño que creció en un barrio muy pobre de La Romana, junto a su hermana. Sin lujos, pero con la convicción de que la disciplina siempre trae grandes recompensas.
“El hecho de venir de un barrio o, mejor dicho, de la camada social más desprovista de nuestro país, nunca me hizo sentir en desventaja”, reflexiona Vargas en entrevista con el periódico HOY.
“Siempre tuve conciencia del arduo trabajo que era necesario para ir alcanzando los diversos objetivos trazados, y continúo de la misma forma hasta el día de hoy”, agrega el destacado atleta.
José Grillo Vargas
El baloncesto como estructura de vida
Cada 21 de diciembre se celebra el Día Mundial del Baloncesto, una fecha proclamada por la Organización de las Naciones Unidas para reconocer el impacto social, de este deporte que trasciende fronteras, culturas e idiomas.
Para José Vargas, la efeméride no es simbólica: “A través de esta modalidad deportiva es que estructuro lo que hoy es mi vida”, afirma, al tiempo que comparte su historia, marcada por sacrificios y constancia.
Del barrio al mundo
el Grillo Vargas junto a su mentor Eduardo Gómez
En 1988, Vargas fue drafteado en el puesto 49 por los Dallas Mavericks de la NBA, oferta que decidió rechazar para continuar su carrera en torneos de Europa y América, donde buscó mayor proyección.
Entre 1984 y 1988, jugó con la Universidad de Louisiana State (LSU) en el baloncesto de la NCAA, etapa en la que promedió 7.2 puntos por partido, consolidando una base que luego lo llevaría a una carrera internacional destacada.
Sacrificios detrás del sueño
El camino hacia el éxito no fue color de rosas. Vargas lo dice sin adornos.
“Todos estamos acostumbrados a ver la parte glamurosa del oficio, pero todo tiene sacrificios”, explica.
Su mayo sacrificio
Aun así, asegura que siempre se sintió orgulloso de sus orígenes.
“Siempre tuve una gran satisfacción personal en representar mi barrio, mi ciudad, mi municipio, mi región, mi país, mi colegio, mi universidad y mis clubes”, detalla.
La emoción de los coliseos llenos
Grillo Vargas compartió los retos en su camino al éxito.
Uno de los recuerdos que más atesora es la conexión con la fanaticada, especialmente la de los barrios.
"Recuerdo que tenía gran placer y era de mucha motivación para mí ver desde los camerinos del Palacio de los Deportes la llegada de los fanáticos al juego, especialmente de los barrios. Eso me encendía", confiesa.
Un referente que no se llama referente
Pese a su exaltación al Pabellón de la Fama en 2010, su destacada trayectoria en el baloncesto superior del Distrito Nacional, la Selección Nacional y su paso como refuerzo en más de 10 países, Vargas confiesa que no se considera un referente.
José "El Grillo" Vargas:
"Yo soy fruto del esfuerzo de muchos, por lo tanto yo considero el esfuerzo, desprendimiento y sacrificio de algunos de ellos el referente a seguir", agrega la estrella.
Una trayectoria sólida
Su primera aparición con el seleccionado nacional fue en los XV Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1986, celebrados en Santiago de los Caballeros. Su primera gran actuación internacional llegó en el XIII Torneo Centrobasket de 1993, en Ponce, Puerto Rico, donde finalizó como quinto mejor anotador.
En el Centrobasket de 1995, celebrado en Santo Domingo, fue el mejor anotador del equipo dominicano y segundo del torneo, con 130 puntos en seis partidos, para un promedio de 21.7 puntos, además de 67 rebotes, la mayor cantidad del evento.
En 1997, volvió a representar al país en el XV Torneo Centrobasket en Tegucigalpa, Honduras.
Como refuerzo, participó en ligas de Venezuela, Chile, Colombia, Puerto Rico, Francia, Italia, Portugal, Brasil, Argentina, Israel, Estados Unidos y España. En el baloncesto superior del Distrito Nacional militó con Naco, San Lázaro y Los Mina, disputando 107 partidos, con 1,682 puntos (15.7 de promedio) y 849 rebotes.
Además, domina seis idiomas además del español: inglés, francés, alemán, portugués, italiano y hebreo.
El deporte cambia vidas
Vargas sostiene que existen estudios de instituciones internacionales que confirman que el deporte es una de las mejores inversiones sociales.
“Por cada peso que se invierte en un joven como deportista, también se invierte en educación, salud, formación social y valores éticos y morales”, explica.
“Especialmente para quienes venimos de sectores con menos oportunidades, son ventanitas de oportunidades dignas para esa sociedad”.
¿Qué hace falta en República Dominicana?
Para El Grillo, uno de los principales problemas es que muchos dirigentes deportivos han quedado rezagados, con algunas excepciones puntuales.
Señala la necesidad de políticas claras que fortalezcan el movimiento clubístico, sin politizarlo ni utilizar a los jóvenes como mercancía.
"Nuestro jóvenes son nuestros mayores tesoro y futuro relevo en diversos nichos de nuestra sociedad, por lo tanto es nuestra obligación prepararlos para ese futuro ya presente", subraya.
Lo que se ha perdido con el tiempo
Vargas reflexiona que con los años se ha perdido el amor por las cosas simples y parte del romanticismo cotidiano.
“Vivimos bajo la presunción de que lo financiero es lo más importante, y no siempre es así”, sostiene.
“(Aunque hemos ganado) en tecnología, salud y longevidad, esas plusvalías no están al alcance de la mayoría. (Ahí) está nuestro gran fallo como generación”.