E l presidente de la Federación de Fútbol se refería recientemente al avance agigantado del fútbol dominicano. “El crecimiento del fútbol en la República Dominicana en los últimos años, especialmente en los últimos tres años, ha sido vertiginoso”, declaraba Rubén García.
En verdad han sucedido eventos que llevan a pensar que el fútbol dominicano ha crecido en estos años. Clasificación al Mundial Sub-20, Juegos Olímpicos 2024, y a los próximos Juegos Panamericanos de Chile, en los que respecta al fútbol masculino.
También, el país ha sido sede de torneos de Concacaf, aprovechando las instalaciones y la disponibilidad de la logística necesaria: hotelería, vuelos y conexiones aéreas, apertura sanitaria, etc., y recientemente fue designado para montar el mundial sub-17 femenino de 2024.
Donde no vemos que se puede hablar de crecimiento es en cuando al desarrollo de las bases de nuestro fútbol. Nuestras selecciones están llenas de jugadores de ambos sexos que pertenecen a la diáspora.
En vista de los 20 años perdidos por la mala inversión de los recursos que llegaban de FIFA y el gobierno dominicano (hay gente suspendida por eso) se produjo un parón en la formación de jugadores en el país, han tenido que apelar a llamar a los legionarios descendientes de dominicanos migrantes, pero formados en otros países. Esto ocurre en seleccionados masculinos y femeninos, y en diferentes categorías.
La selección femenina juega un torneo caribeño de la Concacaf, eliminatorio para la Copa de Oro, y de las 22 jugadoras convocada solo nueve pertenecen a clubes de aquí, y de esos clubes hay dos que tienen siete.
Entonces, no creemos que el fútbol femenino esté avanzando.