Descendencias sacerdotales: el padre Barrientos (2 de 2)

Descendencias sacerdotales: el padre Barrientos (2 de 2)

Francisco Alberto Caamaño Deñó en la revolución 1965

De los hijos del padre Narciso Barrientos con Pilar Valenzuela y Altagracia Méndez, Julio Valenzuela, médico, alambiquero, fotógrafo, oficial del Estado Civil y regidor en el municipio de Duvergé, fue esposo de Eligia Méndez y padre de Guaroa, Chichí, Ozima, Mora y Celeste Valenzuela Méndez; Rafael Valenzuela casó con Concepción de los Santos (mamá Conchita) y fue padre de Gil Blas, Simón (1881), Rafael (a) Fillo (1891), Enriquillo (1893), Pilar (1894), Fabio (1895) y Angélica (a) Jeca Valenzuela de los Santos (1896); Andrés Méndez fue padre de Otilio Méndez Abréu, munícipe sanjuanero, y de Rafael (a) Fello Méndez Abréu, poeta y alguacil de estrados en San Juan de la Maguana, en tanto que Agustín Pío Méndez, casado con Jovita Paulino Comas, fue padre de Augusto, Narciso Melchor y Eladio Méndez Paulino. El más conspicuo de sus descendientes fue su tataranieto Francisco Alberto Caamaño Deñó, líder de la Revolución de Abril de 1965, bisnieto de su hija María Encarnación Valenzuela, esposa de Alberto Deñó.

Puedes leer: Hans Robert Jauss: la experiencia estética no se agota

El padre Barrientos llegó a conocer algunos nietos de sus hijos bastardos, pues murió el 16 de diciembre de 1884 en Azua, donde había ido a recuperar su salud, después de recibir los Santos Sacramentos. Un día después de su fallecimiento se le dio sepultura en esa ciudad, “en la iglesia que se está fabricando, según los deseos que él manifestara”, informó el Vicario Foráneo Pedro R. Suazo al Pbro. Fernando Arturo de Meriño, Administrador Apostólico de la Arquidiócesis de Santo Domingo.

Baní, San Cristóbal y Azua recibieron visitas pastorales más de una vez en el extenso período en el que el padre Barrientos fue cura en San Juan de la Maguana, pero ningún vicario o arzobispo se adentró hasta aquella región del sur profundo, donde el estimable, modesto, piadoso, humilde y caritativo sacerdote -como lo calificó Suazo en su misiva a Meriño a propósito de su muerte- pero a la vez fogoso hombre conquistaba con su voz en el púlpito…y en la cama.

Instituto Dominicano de Genealogía