Una investigación clínica es un estudio en el que se busca comprobar si un abordaje médico nuevo funciona bien en las personas. En estos estudios, se mejora la práctica clínica hacia los pacientes, se prueban nuevas terapias, vacunas, procedimientos de diagnóstico o formas de usar los tratamientos existentes, así como dispositivos médicos.
Además de comprender la diversidad y subtipos de enfermedades, la investigación clínica ayuda a producir datos científicos basados en evidencia, contribuyendo a una mejor atención sanitaria en beneficio de los pacientes. De acuerdo con el registro de ensayos clínicos de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, para mayo de este año, en el mundo estaban activos más de 106 mil estudios clínicos, de los cuales 879 correspondían a Centroamérica y El Caribe, 38 específicamente en República Dominicana.
En el marco del Día Mundial de la Investigación Clínica (20 de mayo), el tema adquiere relevancia ya que el proceso de I+D contribuye al futuro de la ciencia. Esta actividad permite el acceso a medicamentos innovadores antes de ser comercializados, lo cual representa el beneficio de contar anticipadamente, con una solución terapéutica que puede mejorar la salud o incluso salvar la vida de los pacientes. De igual forma, los participantes, contribuyen a la generación de conocimiento para beneficio de otros futuros pacientes y la atención recibida durante la investigación, no tiene ningún costo para ellos.
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Virginia Cozzi, gerente de Operaciones Clínicas de Roche Centroamérica, Caribe y Venezuela, explica que el impacto positivo de la investigación clínica es determinante dentro del ecosistema de la salud “ya que genera múltiples beneficios entre lo que se cuentan el acceso a medicamentos, encadenamiento económico, generación de datos para toma de decisiones en salud y transferencia tecnológica”.
Otro aporte es el desarrollo de empleo de alta especialización al contar con más profesionales familiarizados con procesos biológicos, patológicos, tecnológicos, bioquímicos, manejo de datos, normativas de calidad, ética y otros.
Para potenciar el acceso a la innovación, la investigación y el desarrollo, se requiere la articulación de acciones orientadas a dar a conocer las ventajas competitivas del país; y que a su vez contribuyan con la superación de retos relacionados con la atracción y retención de talento, modernización de infraestructuras, entornos colaborativos de trabajo entre ciencia-industria; así como el establecimiento de marcos legales para el impulso de alianzas público-privadas en ciencias de la salud, inversiones de multinacionales, generación de ecosistemas de emprendimiento alrededor de la salud, entre otros.
Impacto en el ecosistema sanitario
Más allá de estos desafíos, distintos actores del sector público, privado y de la academia deben trabajar de forma articulada para impulsar al país como un epicentro de innovación, ya que investigación clínica constituye uno de los grupos de trabajo para la inserción competitiva del país en la generación de soluciones innovadoras en la salud y el bienestar. Además, a nivel país, pueden generar un alivio en los costos habituales de cuido y tratamiento de un paciente, al liberar recursos que pueden ser utilizados en otros procesos del sistema sanitario.
La toma de decisiones informadas en cuanto a diagnósticos, tratamientos, atención integral, genera datos para la creación de políticas públicas, atracción inversión extranjera, instrumentalización del sistema de salud, presupuestos asignados correctamente, generación de empleo, reactivación de la economía, entre otros.
Las instituciones, empresas u organizaciones que realizan investigación biomédica adquieren relevancia y prestigio dentro de la comunidad científica y por ende posicionan al país dentro de la industria. El poder realizar investigaciones biomédicas es vital para que la innovación llegue a los pacientes en el menor tiempo posible y permite promover encadenamientos con diversos sectores vinculados a la investigación y que económicamente son importantes.