Dialogo con Osvaldo Montalvo Cossío

Dialogo con Osvaldo Montalvo Cossío

Reflexiones y crítica a la economía del status quo

Por qué no está de acuerdo con el esquema económico que se desarrolla dentro del status quo, tal como expone en su libro?

Reivindico con énfasis la sanción de lo que ven los ojos de la cara. Si una persona está contenta, feliz, ríe; si está triste, deprimida, llora. Es una deducción simple pero poderosa. Sabemos que los niveles de violencia y delincuencia han aumentado, no por las cifras oficiales, o por lo que dicen los medios, sino porque lo apreciamos directamente en nuestro entorno. Lo mismo sucede con el crecimiento y el desarrollo.  Crecimiento es mayor consumo, mayor consumo de todo, alimentos, vestido, casas, carros, viajes, estudios… Por demás es natural que las autoridades se preocupen por presentar estadísticas positivas de crecimiento, esto es relaciones públicas; más importante es, sin embargo, presentar la evidencia de un mayor consumo social.

Cuáles son los aspectos fundamentales que cuestiona en ese modelo, y en el caso particular de República Dominicana?

Mientras escribo esto veo a un joven sobre una carreta tirada por un jamelgo vendiendo cerezas. Si vemos con los ojos de la cara (y no con los de la imaginación), ¿qué vemos? Informalidad, pobreza, desorden. Nada más hay que dar una vuelta por los barrios, o ir al campo. La doña que tiene una fritura en la esquina, el joven que fríe empanadas, ciertamente tienen un “auto empleo”, un trabajo. Ahora, ¿podemos disertar sobre el concepto de productividad en estas ocupaciones? ¿Así es como se va a elevar el nivel de ingreso de la población? Entonces veo a muchos colegas empeñados en exprimir las series estadísticas a ver si se comprueba en el país la ocurrencia de un genio en una universidad americana.

En su opinión, ¿Qué es el status quo y cómo se expresa en la realidad dominicana?

Status quo es una constelación de intereses encontrados, en conflicto, con una resultante que se opone al cambio. Aquí concurren virtudes y defectos, satisfacción y penurias, grandes y chicos, buenas y malas intenciones. La economía trata de intereses específicamente materiales, del tener y disfrutar. De hecho, plantea que lo que hace al hombre más feliz es un mayor consumo, consumo de bienes, es decir, objetos tangibles o no, resultado de la producción. El consumo es el fin último de toda la economía, práctica y teórica. Se trata de que una o más personas, o la sociedad en su totalidad, puedan acceder a un consumo mayor. Todo lo demás es accesorio, relativo a este resultado último. La inversión, la innovación, la eficiencia, no tienen sentido si no se articula a un mayor consumo social. Aún la tan manoseada estabilidad macroeconómica no tiene propósito si no en la conservación o aumento del consumo social.

 Cuáles han sido los efectos negativos que han derivado de ese sistema económico que usted critica en su libro?

Una polarización extrema de la riqueza, entre ésta los activos productivos, y el ingreso. Con estos, del placer y la satisfacción, las posibilidades de realización y la dignidad, y por otro lado, la precariedad y el sufrimiento, la frustración de no ser más que una excusa de la historia. Fijémonos en lo siguiente: según las cifras oficiales, la República Dominicana está entre los países que más ha crecido en los últimos 20 años. Por otro lado, en ese mismo período, la distribución del ingreso no se ha deteriorado y, cuando lo ha hecho, ha sido muy levemente, nada para causar alarma. Por otro lado, no se puede decir que el salario mínimo o, en general, los ingresos de, digamos, el quintil inferior en la distribución del ingreso hayan mejorado en términos reales, es decir, medido en bienes y servicios. Pero estas tres cosas no las podemos tener juntas, crecimiento junto a la misma distribución y los mismos salarios reales inferiores. Si la distribución se mantiene la misma, el crecimiento por necesidad se debe expresar en mayores salarios reales en el extremo inferior de la distribución del ingreso. Y respecto a este último, lo que ven los ojos de la cara es que, por encima de toda duda, no han mejorado en este período. Entonces, ¿dónde está el maco?

 Cuáles opciones plantea para el modelo económico de República Dominicana?

En el libro identifico varias verdades obvias, como las denomino. Una de ellas es que si un individuo come por debajo de lo necesario, no muere, pero languidece. Y decir comer por debajo de lo necesario es decir vivir por debajo de la dignidad. Este individuo es rechazado y marginado por la economía formal, su situación de extrañamiento aumenta y se hace más compleja y eventualmente es imposible recuperarlo como ente productivo. Si no muere y no produce, de algún lugar recibe un subsidio, de la familia, del Estado o de los delitos de la propiedad. Si su improductividad se hace estructural, esta situación se prolonga toda su vida. Asimismo, si se trata de un solo individuo, o de un grupo reducido, no hay problema pues desde siempre todas las sociedades han tenido sus clases improductivas. Sin embargo, una economía no puede acumular una cantidad exponencialmente creciente de individuos que no producen valor económico bajo el riesgo del languidecimiento colectivo. Los subsidios no son una solución sino un paliativo que sólo puede ser temporal.

Nos gustaría que nos ofrezca un resumen sobre el contenido del libro?

En este libro, el autor desmonta la visión neoclásica –la de mayor aceptación-, según la cual el deseo social de consumo, contrastado contra la capacidad social de producción, arroja precios que vacían el mercado. Así se produciría un mundo ideal de libertad política e individual, y de justicia distributiva, pero no es como funcionan los mercados en la realidad. Esta se caracteriza por la concentración industrial y del ingreso. La concentración es una tendencia dominante de la empresa y el sistema económico, fundamentada en el diseño y dirección de los patrones de consumo, y en la producción y desarrollo, bajo régimen privado, del conocimiento. El Estado keynesiano -que iba a enmendar todos los defectos de regulación del capitalismo- ha sido una completa desilusión debido a que él mismo –el Estado- es un agente racional: tiene métodos y propósitos. Por supuesto, la racionalidad política no es la racionalidad económica; esta diferencia es la que irrita a los liberales extremistas. Ahora, si bien el gasto improductivo –aquél que no aporta facilidad productiva social adicional- aumenta la utilidad de la clase política, no constituye demanda adicional por cuanto sólo es una transferencia de ingreso desde el sector privado hacia ésta; y si no hay oferta adicional no puede haber demanda adicional. Sólo el gasto público productivo es inductivo de crecimiento, cuando el Estado tiene una tendencia prácticamente invencible hacia la improductividad.

El protagonista

Osvaldo Montalvo

Economista

Licenciado en Economía por la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco (1985), y  Maestría en Economía en el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), ambos en México. Ha ocupado posiciones importantes en el sector privado en el área de finanzas, y trabajó en la administración pública entre 1996 y 1999 en la secretaría de la Presidencia. También es Consultor en materia de finanzas, y profesor universitario desde el 1988. Ha publicado cinco ensayos, y uno  de ellos, “La Alquimia de los Índices Generales de Precio”, ganó el tercer lugar en el Concurso Juan Pablo Duarte, de la Biblioteca del Banco Central, versión 2002.

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