Madrid.- No está con muchos ánimos porque hace solo una semana que murió su madre y se enteró en un escenario, como cuando hace un año falleció su mujer, Amparo, pero a Diego el Cigala, “el Sparrow flamenco”, es difícil tumbarle.
El título de su último disco, “Indestructible”, le viene, dice, “que ni ‘pintao'». «¡Cigalalízate!” es su nuevo grito de guerra. “Esa es mi bandera ahora”, asegura en una entrevista con Efe.
Sigue y seguirá viviendo en República Dominicana, con sus dos hijos, su razón de existir, y trabajando sin descanso, pero reconoce que “tantos palos en tan poco tiempo” le tienen “distinto».
Lleva el pelo y la barba más largos que nunca y ha incorporado al mucho oro que lleva -“a los gitanos nos gusta mucho el ‘colorao'»- una pulsera de los chamanes mexicanos, “a ver si, de una vez”, le protegen.
Prepara este disco desde hace tres años y, por tanto, en la elección del repertorio participó su añoradísima Amparo -fallecida de cáncer el 19 de agosto de 2015-, y al decirlo se le quiebra la voz, que hoy está empeñada en no salir clara porque “son muchas cosas encima”, justifica.
Una vez que Diego Ramón Jiménez Salazar (Madrid, 1968) decidió desembarcar con su flamenco en otros géneros, empezó por el latin jazz, siguió por el bolero y el tango y ahora se hace fuerte con un disco que es “un cañón” de salsa, recuperando “patrimonio de la humanidad”, como algunos de los 70 músicos de 5 países que le acompañan en “Indestructible”, que sale el viernes a la venta.