PARIS.— El distribuidor en Francia de los filmes de Woody Allen salió en defensa del cineasta estadounidense, al asegurar que quedó atrapado de manera injusta en las repercusiones del movimiento #MeToo.
En un artículo en el semanario Le Point, el director general de Mars Films, Stéphane Célérier, rechazó las renovadas denuncias de la hija adoptiva de Allen, Ronan Farrow, de que él abusó de ella en 1992, cuando tenía siete años. Célérier dijo que la acusación es parte de un drama familiar que quedó injustamente atrapado en la mira del movimiento #MeToo detonado por las acusaciones de violación y acoso sexual contra el productor hollywoodense Harvey Weinstein.
Es “oportunismo desvergonzado”, dijo Célérier, y añadió que la denuncia “mancha la dignidad de las verdaderas víctimas”.
La compañía de Célérier es la distribuidora de la película más reciente de Allen, “Wonder Wheel”, con Kate Winslet y Justin Timberlake, que tuvo una baja recaudación en su semana de estreno en Francia.
En Francia, sobre todo en su industria cinematográfica, está surgiendo una narrativa de que la campaña contra los abusos en Hollywood se ha extralimitado.
Farrow dio su primera entrevista en cámara en enero al programa “CBS This Morning” acerca de sus denuncias contra el cineasta de 82 años. Allen, quien rechaza las denuncias, fue investigado pero no acusado.
Desde las denuncias contra Weinstein, Francia se encuentra en un atolladero en materia del acoso sexual y la violencia contra las mujeres.
La actriz Catherine Deneuve provocó un escándalo en el mundo feminista el mes pasado con una carta abierta en la que afirma que la marejada de denuncias post-Weinstein obedece a un espíritu puritano.
En noviembre, el célebre instituto de cine La Cinémathèque Française realizó una retrospectiva de los filmes de Roman Polanski a pesar de la oposición de grupos feministas. El instituto dijo que no era su función emitir juicios morales.
En los años 70 el director de origen polaco se declaró culpable de tener relaciones sexuales en Estados Unidos con una niña de 13 años a quien dio champagne y el sedante metacualona.
Polanski, quien reside en Francia, y Allen son venerados por los cinéfilos franceses. El año pasado, Polanski presidió la entrega de los premios César, equivalente francés de los Oscar.