Cuando se trata del Quijote es difícil desprenderse de la formación racional de Pascal y de Descartes. Pero, asociarnos al atrevimiento de Cervantes nos puso a pensar desde nuestro pupitre universitario que esta joya universal edifica una historia de la razón que paulatinamente a través de la historia del personaje se aparta de la locura que inspira.
Michel Foucault censa en su “Historie de la folie, á l´ageclassique”, el contexto de la demencia que alumbra la cultura europea en los siglos XVI y XVII, refiriéndose a los locos de Shakespeare como el rey Lear y Hamlet, llamando a una atención particular por la moria de Erasmus.
Para comprender como la locura se impone a la razón en la Europa del post –renacimiento y del despertar barroco, es fundamental acceder a las corrientes del pensamiento que inspiraron las Meditaciones Metafísicas, anunciadoras y precursoras de una razón moderna que descubre que lo real y lo racional coinciden en el cerebro humano.
El libro El Quijote, dentro de esta perspectiva es un elemento crítico y esencial que nos lleva a entender que no se trata de locura, pero si, a través y contenida en ella de razón. Si leemos el libro bajo la óptica de la relación locura-razón, entendemos que la locura sin asociación con la razón no existe.
La fuerza filosófica universal más allá de la voluntad consciente de su autor Miguel de Cervantes Saavedra, es que este es un libro de la dialéctica de la razón y de la sin razón para tomar las mismas palabras del personaje El Quijote en sus primeros delirios. Es esta dialéctica de los siglos XVI y XVII que le confiere al libro un carácter de lenta agonía de la razón. Recordemos que tenemos que ver este libro en función del debate que opone en sus páginas una razón que tiene que purgarse de la locura que contiene, así como lo señala el filósofo francés Pascal, y también, de una locura que se manifiesta y que es una vía que nos lleva a la verdad, por lo menos, a la verdad moral.
En sus Meditaciones I, Descartes también escribía “algunos desrazonados, cuyo cerebro está tan atormentado por los negros vapores de la bilis declaran constantemente que son reyes, cuando son pobres, y otros se imaginan ser tinacos o tener un cuerpo de cristal”.
Queda claro que más allá del aspecto popular y de alegría e ilusión de El Quijote, no debemos caer en un exceso reductor oponiendo locura y razón, y sobre todo, hacer de este binomio una contradicción. Estamos frente a una asociación de palabras de activo dinamismo y energía, pues la razón actúa en el personaje Don Quijote como un delirio con efectos de locura que lo poseen, y por ello, no le permite acceder de manera libre y constante a la verdad, es decir, a lo real. Es aquí donde la obra Don Quijote es un manifiesto abierto a la meditación inacabada entre ficción y razón.
La razón, entendida no como especie absoluta, pero como contingente en su historia que va progresando a través de su propia locura. Porque la locura es uno de los fundamentos del libro Don Quijote, ya que el mismo pertenece a un momento crítico en la historia de la razón. En efecto, la razón se define en sus páginas expulsando y deshaciéndose de todo lo que obscurece el intelecto del personaje de El Quijote.
En sus pensamientos Pascal planteaba que: “los hombres son tan necesariamente locos, que sería una clave de locura, no son locos”. Darle la vuelta a la locura es lo que se llama de vez en cuando: sabiduría, juicio, razón y en español castizo y castellanizante cordura y discusión. Esta dinámica hace que nuestro protagonista permanezca como un loco, pero, un loco cuya locura es objeto permanente de un perpetuo cuestionamiento retórico.
La apariencia sensible de las cosas, como aparecen en la experiencia visual, nos preguntamos ¿es la apuesta suficiente de lo verdadero? Esta pregunta y otras más se plantean a lo largo del libro. La verdad no se opone solamente a la ilusión visual de las cosas, ni a la mentira y al disparate. Esta perversión del intelecto que es la locura no es lo que perturba peligrosamente el acto mimético. Don Quijote clama su causa en el doble planteamiento de la verdad con su relación de doble planteamiento y a la ficción, determinando todo esto literatura pura.
La literatura es la perspectiva del personaje lector, pero aquí se trata de un lector de libros de caballería, y sabemos que la caballería es ficción poética y no historia verdadera, y la noción de historia se presta a fábula, pretendiendo hacer historia; entonces, reflexionemos sobre el hecho de que en el marco de una mimesis por decir la verdad, que la ficción de caballería es una negación de la historia y por consecuencia de la verdad, y en esta obra parece ser un caso de locura de la literatura delirante que le reenvía a Don Quijote la imagen de su propia locura.
Estas reflexiones nos llevan a compartir con nuestros lectores la profundidad que debemos plantearnos siempre y permanentemente sobre imaginación-ilusión-realidad-razón y locura, pues El Quijote en su convivencia con el conjunto de estos conceptos nos hace el mayor regalo de la creatividad humana que es la literatura.
En conclusión, 400 años después de su primera publicación, El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha forma parte de los libros más vendidos de todos los tiempos, junto a La Biblia, por ejemplo. Es sin duda también la obra que fue traducida a casi todas las lenguas del planeta. La figura del personaje entró en la lista de los mitos literarios, con Don Juan, Hamlet, Faust y algunos otros…de mucha importancia, así como es importante citar la influencia de Don Quijote en la literatura contemporánea, porque es infinita: Dickens, Dostoievski, Sterne, Apollinaire, Proust, Joyce, Kafka, Poe, García Márquez, Cortázar, Borges, etc, tienen en sus obras arraigadas influencias de la narrativa cervantina.