Dos bando y un pueblo en el centro de la historia

Dos bando y un pueblo en el centro de la historia

Snayder Santana

Venezuela como la mayoría de los pueblos, países y naciones de nuestra América Latina, es el resultado de siglos de lucha contra la opresión, contra la esclavitud material y espiritual que por más de 500 años los imperios han ejercido sobre nuestra gente, sobre nuestras tierras.

Desde Cristóbal Colon hasta Donald Trump la intención de la oligarquía de los países más poderosos ha sido la colonización de manera abierta y frontal o de manera disfrazada, sea cual sea la técnica o el modo el fin es el mismo, sustraer riqueza, subordinar a los pueblos, erradicar las diferencias, imponer su hegemonía y su verdad como absoluta.

Desde el Paso (México) hasta la isla de Navarino (Chile), pasando por Brasil, Colombia, Panamá, Cuba, Ecuador, Bolivia. Todos los pueblos han sufrido los alcances de las garras de Estados Unidos, desde 1823 con James Monroe (la llamada Doctrina Monroe) a la fecha hemos vivido golpes de Estado, intervenciones, guerras psicológicas, invasiones, bloqueos económicos. La injerencia en conflictos internos, no existe un pueblo que no tenga su propia historia de horror con los yanquis.

Hoy el heroico pueblo de Venezuela se encuentra dividido en dos bandos. El del gobierno de Nicolás Maduro herederos del Chavismo, apoyado sin dudas por una gran parte de la población y por otro lado la oposición que cambia de figura central constantemente en este momento representada en la figura de Juan Guiado, también apoyado por muchos y muchas. Ambos reivindican la paz en el discurso mientras las contiendas se agudizan, los ánimos se calientan y en ocasiones los enfrentamientos terminan en muerte.

Una profunda crisis de legitimidad en el gobierno revolucionario, casi nula la mediación, cuestionada la imparcialidad de los organismos internacionales que intervienen y un pueblo que sufre mientras se enfrenta entre sí, desolador e incierto el futuro.

Lo inaceptable, lo insensato seria permitir el colapso, promover el desborde y la guerra entre los hijos e hijas de Bolívar. Lo único peor ante este fatal escenario es la injerencia gringa y la intervención, pues el costo de esta no solo para Venezuela y los y las venezolanas, sino para toda América Latina y la historia de la resistencia de nuestros pueblos sería demasiado alto.

Sería olvidar la sangre derramada por siglos, es negar a Bolívar, a Duarte, a Martí, seria escupir la memoria del Che, de Sandino, del inmenso Fidel, deshonrar la memoria de los tupamaros, de los macheteros y los palmeros. Pedir, azuzar, promover o permitir la bota yanqui en suelo venezolano es deshonrar la memoria de lucha y resistencia anti imperialista de nuestros pueblos.

El pueblo venezolano merece resolver sus conflictos y definir su futuro bajo sus propias reglas.