-IV-
Fue precisamente un ciudadano español de ideas liberales quien trasladó, en un bote, desde Cabo Haitiano a Monte Cristi, a Juan Pablo Duarte y a sus acompañantes (su tío Mariano Díez, su hermano Vicente Celestino, el coronel Manuel Rodríguez Objío y el coronel venezolano Candelario Oquendo). Salieron el 23 de marzo hacia territorio dominicano y arribaron el día 25 en la mañana. A fin de evitarle represalia, el Padre de la Patria no reveló el nombre de la persona responsable de la travesía.
Rodríguez Objío refiere así la ocasión del regreso: “Al saltar a tierra en Monte Cristi los nuevos cruzados fuimos saludados con gran aplauso; y después de nuestro arribo la revolución se sintió como alentada; era el primer refuerzo material y moral que recibía del extranjero…”
Los acogió dignamente el general Benito Monción, comandante de la plaza y uno de los iniciadores de la lucha restauradora. Acompañados del general Monción, pasaron de Monte Cristi a Guayubín, para encontrarse con el general Ramón Matías Mella, quien se hallaba accidentalmente en ese lugar, adonde había llegado procedente del Sur, y a la sazón postrado en estado de gravedad. Recientemente había sido designado vicepresidente de la República, cargo que desempeñó interinamente Ulises Francisco Espaillat, entonces ministro de Relaciones Exteriores.
Duarte y Mella habían perdido el contacto desde julio de 1844, poco tiempo después de que este último lo proclamara en el Cibao presidente de la República, tras los agitados momentos que vivió el país tras el golpe de Estado que dieron los Trinitarios al sector conservador de la Junta Central Gubernativa, encabezado por Tomás Bobadilla. En el emotivo encuentro de Guayubín también participó el general José María Cabral, quien coincidió en la zona con Duarte y sus acompañantes precisamente en la misma misión: ofrecer a la patria lo mejor de sí hasta lograr restaurarla.
Le invitamos a leer: Juan Pablo Duarte y su abnegación por la Independencia
Desde Guayubín, el 28 de marzo (1864), Duarte exponía al Gobierno Provisorio de la Restauración la razón su regreso:
“Arrojado de mi suelo natal por ese bando parricida que empezando por proscribir a perpetuidad a los fundadores de la República ha concluido con vender al extranjero la patria cuya independencia jurara defender a todo trance; he arrostrado durante veinte años la vida nómada del proscrito sin que la Providencia tuviese a bien realizar la esperanza, que siempre se albergó en mi alma, de volver un día al seno de mis conciudadanos, a consagrar a la defensa de sus derechos políticos, cuanto aun me restase de fuerza y vida.
“Pero sonó la hora de la gran traición en que el Iscariote creyó consumada su obra y sonó también para mí la hora de la vuelta a la Patria.
“El Señor allanó mis caminos y a pesar de cuantas dificultades, y riesgos se presentaron a mi marcha, heme al fin con cuatro compañeros más en este heroico pueblo de Guayubín dispuesto a correr con vosotros del modo que lo tangáis a bien, todos los azares y vicisitudes que Dios tenga aun reservados a la grande obra de la Restauración Dominicana, que con tanto denuedo como honra y gloria habéis emprendido.
“Creyendo no sin fundamento que el Gobierno Provisorio no dejará de apreciar luego que me comunique con él personalmente que lo que podido hacer en obsequio del triunfo de nuestra justa causa, dígnese aceptar los sentimientos de alta consideración y aprecio con que se pone a vuestras órdenes”.
Y la firma siguiente: el general Juan Pablo Duarte.