Duche el lenguaje de la pintura y de la poesia

Duche el lenguaje de la pintura y de la poesia

La obra de Duche evoluciona en el encuentro de los signos gráficos con la palabra. Nos presenta una exposición que recoge en sus trabajos la armonía de una paleta cromática inspirada de colores verdes y amarillos encendidos, conviviendo con la fuerza de luces rojas, ocres y fucsias. La fuerza viva del color contiene un equilibrio logrado con sutileza y control. Estamos frente a una sinfonía entre el azul, tierno y sensual; el verde acuático deslizándose en una luna llena. Estos espacios cromáticos se integran en su lenguaje poético en un mismo ritmo y movimiento, que viene a cuestionar las sensaciones visuales con las palabras…Donde caer ensimismado la misma tarde con el olor de su sudor se despide, y no hay por donde mire un rincón para atizar la luz que se esparce…Para redondear sus piedras y rodar recogiendo rapaces miradas que le espera…Oímos y vemos la energía del movimiento de la materia y la fuerza de la mirada portadora de horizontes. Entonces, fusionan, comunican y se encuentran las líneas con el color para fundirse en un mismo lenguaje poético, la metamorfosis de la palabra con imagen y la imagen con el verbo, lográndolo con una coherencia exquisita en las obras visuales…Tiempo en el tiempo…y en Madrigal, obra, que ofrece una compenetración de formas circulares evocadoras del embarazo, del nido, de la madriguera, y del vientre materno, con una perfección extraordinaria en el desdoblamiento de las formas. El toque rosado de esta pintura se refiere a la vida en un paisaje de aguas contenidas y evoca también la alegoría del ajuste de formas entre el pez y las aves…Tener un pez en el ombligo y un aro axilal/Rectilíneos, la distancia ázimo silbar./
Estamos frente a una compenetración de la palabra y del signo hechas para levantar las esencias espirituales de la vida, desde la perspectiva orgánica, mineral, acuática y matérica.
En “El Pensamiento” decir a medianoche divisamos una composición cromática abstraccionista con una profundidad del universo marcado en un cubículo blanco y suspendido en un fondo negro que le transmite a la obra una semántica de colores que nos lleva a una reflexión metafísica sobre la vida y la muerte, reencontradas en el poema “Llueve hambre”, en la que el poeta escribe: “Solo la lejanía de una sinrazón que no se apiada… que hace vacío mordiendo dolorosamente en vano”.
Pero esta sensación vuelve a crear la vida y tenemos un cuadro titulado “Y germino el día”, con una composición de cubos fraccionados donde se divisa la eternidad y el infinito en la presencia simbólica de la máscara.
La obra pictórica se abraza con un sentido del enlace con el verso, con el mismo ritmo de una marcha que hace de la existencia cada uno de nuestros destinos. Marcha desde el origen, desfile cósmico inacabado que este poeta-pintor señala con el verbo seguir de su óleo y con estos versos:
Marchamos percutiendo nuestros estómagos
vacíos. Crujiendo nuestros molares re-esculpidos,
Estirando nuestras costillas indigentes.
Marchamos sobre cada péndulo endecasílabo,
Tratando de encontrar el intelecto que sin decir sangrienta palabra
pueda abrir el sino de luchar siempre.
Duche es intensamente amerindio, en la anterior estrofa marca el vínculo de su tierra indígena del Machu Picchu con el cosmo como una visión universal en el sentido astronómico de la palabra, pero también, con una conciencia dialéctica de la lucha, de la resistencia, porque seguir es luchar con la memoria.
Nos hicimos piedra, mármol, alabastro,
Un río, un pequeño escarabajo,
Un cernícalo, un pez diciendo carajo.
Dijimos hasta siempre VIDA O MUERTE
SEGUIR ADELANTE.
Muchos maestros del movimiento cubista y surrealista se han distinguido por la convivencia de la palabra con la línea y el color, ofreciendo una relación poética y estética posible entre los dos lenguajes. Tanto los cubistas como los surrealistas jugaron de manera formal con el sentido lexical y la sensación visual, alcanzando en los surrealistas un divertimento para lograr efectos que desplazaron los mensajes directos. Entre poesía y pintura, el maestro Duche desarrolla estos dos lenguajes artísticos independientes que al juntarlos en esta exposición está demostrando que la imagen no se limita al signo, pero tampoco a la palabra.
En sus óleos se condensa la materia dando efectos de un relieve añadido a la imagen. “El portón nueve” es una obra que vuelve a la composición fraccionada como si estuviéramos en una puntuación rítmica que cuestiona los espacios cerrados. En esta multiplicación de parcelas cromáticas podemos imaginar la alusión de lo que se trama detrás de las puertas, de los muros, de las paredes…
Dónde
Han crucificado su alma,
e hicieron de este mi hermano…
Un genocidio…
Estamos en una dualidad de lenguajes, con la palabra medimos el sentido literal con el metafórico. Con la obra pictórica hay un juego de apariencias, por encima y frente al portón, la vida, la luz, el sol y la lluvia se proyecta, y más allá el misterio y el secreto.
Cuando hablamos de impresiones y de apariencias, suponemos el discurso del “espejismo” entre el color y el sonido. Entre lo figurado y lo soñado. “Espejismo” como se titula otra obra de Duche, en el que el rostro de una mujer toma todo el espacio del centro y con su mirada retenida en sus párpados lleva el peso de la eternidad, y ese peso lo da simbólicamente y matericamente el óleo. Pero, este artista se desata en versos donde dice:
Brujos presentimientos se han interrogado
¿Alguna Sibila está llamando?
¿Adivinando? ¿Embrujando?
¿Quién?
en mis alveolos sus pretensiones está cristalizando
Duche confirma una maestría bien adueñada entre el verbo, el verso, el trazo, el dibujo y el color. Ni la pintura ilustra su poesía, ni su poesía interpreta su pintura, son libres; nacidas en el seno emocional y creativo de un mismo y único artista, porque en su obra la imagen, la impresión y la sensación se dan la mano, tanto en sus poemas como en sus pinturas. Esta obra es una perfecta armonía de la abstracción poética y del verso alusivo a la imagen. El conjunto genera una comunión de dos lenguajes invitados a convivir en una sola obra: la del maestro Duche.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas