Otra vez se reúnen a alto nivel representantes de EE. UU. y China. Inevitable imprescindible entre las dos potencias que protagonizan el más potencial y peligroso conflicto de nuestra época. El asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan tuvo reuniones en Beijing con el canciller, altos jefes militares y con el presidente Xi Jinping. Primera visita de un asesor de seguridad nacional estadounidense a China en 8 años. Uno de los puntos tratados fue una posible conversación telefónica entre Xi y Biden que seguramente querrá despedirse.
Sullivan sostuvo una reunión con el general Zhang Youxia, vicepresidente de la principal instancia militar china, lo cual el norteamericano calificó como “raro que tengamos la oportunidad de este tipo de intercambio”. Sin dudas expresión china de bajas tensiones.
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Como de costumbre las pláticas fueron calificadas de “francas y constructivas” e igualmente, como de costumbre, de regreso a su país la parte estadounidense vertió críticas a China y su política comercial –entiéndase lo difícil de competir con ella-. Aseguró que Washington seguirá protegiendo su sector tecnológico para evitar que las tecnológicas chinas “minen” su seguridad nacional y reconoció que no “hemos resuelto todas nuestras diferencias, pero se trata de gestionar la relación con responsabilidad para reducir riesgos y encontrar áreas en las que trabajar juntos».
Medios internacionales reseñaron lo dicho por el estadounidense con detalles, pero no tanto lo planteado por china:
•Deben dirigirse las relaciones bilaterales sustentadas en respeto mutuo y coexistencia pacífica.
•Ajustarse a los tres comunicados firmados por ambas naciones reconociendo que Taiwán es parte inalienable de China.
•Ambos deben tratarse como iguales.
– Las dos naciones “deben construir más puentes y pavimentar más caminos para el intercambio entre personas, en lugar de levantar obstáculos.
– Además, China exhortó a EE. UU. a “establecer una percepción correcta para que China y Estados Unidos logren una coexistencia pacífica. China se ha comprometido a garantizar una vida mejor para su pueblo, y a hacer mayores contribuciones a la paz mundial y al desarrollo en el exterior. Estados Unidos no debe especular sobre China basándose en su propia trayectoria histórica, tampoco debe asumir que China seguirá el camino emprendido por las potencias mundiales del pasado que buscaban la hegemonía.
Sullivan afirmó que EE. UU. asume la política de una “sola China”, no apoya la “independencia de Taiwán”, ni “dos chinas” ni “una China y un Taiwán”.