Estados Unidos prohibirá la venta de equipos de telecomunicación fabricados por las empresas chinas Huawei y ZTE, y restringirá el uso de algunos sistemas de videovigilancia fabricados en China, alegando un “riesgo inaceptable” para la seguridad nacional. La Comisión Federal de Comunicaciones (FCC por sus siglas en inglés), integrada por cinco miembros, dijo el viernes que aprobó por unanimidad la adopción de nuevas normas que bloquearán la importación o la venta de ciertos productos tecnológicos que suponen riesgos para la seguridad de la infraestructura crítica de Estados Unidos.
Es un nuevo desarrollo en una escalada de restricciones estadounidenses a la tecnología china que comenzó con el presidente Donald Trump y ha continuado en el gobierno de Joe Biden. “La FCC está comprometida con la protección de nuestra seguridad nacional al garantizar que no se autorice el uso de equipos de comunicaciones no confiables dentro de nuestras fronteras, y estamos continuando ese trabajo aquí”, dijo la presidenta de la FCC, la demócrata Jessica Rosenworcel, en un comunicado.
Huawei declinó hacer comentarios el viernes. Junto con Huawei y ZTE, la orden afecta a los productos fabricados por empresas como Hikvision y Dahua, fabricantes de cámaras de videovigilancia. La orden de la FCC se aplica a futuras autorizaciones de equipos, aunque la agencia deja abierta la posibilidad de revocar autorizaciones previas “Nuestra decisión unánime representa la primera vez en la historia de la FCC que hemos votado para prohibir la autorización de nuevos equipos basándonos en cuestiones de seguridad nacional”, tuiteó Brendan Carr, un comisionado republicano de la FCC.
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Carr añadió que como “resultado de nuestra orden, no se puede aprobar ningún nuevo equipo de Huawei o ZTE. Y no se puede aprobar ningún equipo nuevo de Dahua, Hikvision o Hytera a menos que garanticen a la FCC que sus equipos no se utilizarán para la seguridad pública, la seguridad de las instalaciones gubernamentales y otros fines de seguridad nacional”.
Hikvision dijo en un comunicado que sus productos de video “no representan ninguna amenaza para la seguridad” de Estados Unidos, pero que la decisión de la FCC “hará que sea más perjudicial y más caro para las pequeñas empresas, las autoridades locales, los distritos escolares y los consumidores individuales estadounidenses protegerse a sí mismos, sus hogares, negocios y propiedades”.