EEUU tiene problemas para definir pleno empleo

EEUU tiene problemas para definir pleno empleo

The US Federal Reserve building is seen 22 January 2008 in Washington, DC. The Fed cut its benchmark interest rate by three-quarters of a percentage point after two days of tumult in international markets due to fear of a recession in the United States. AFP PHOTO/Chip Somodevilla/Getty Images FOR NEWSPAPERS, INTERNET, TELCOS AND TELEVISION USE ONLY

El año pasado fue duro para la Reserva Federal de Estados Unidos. El banco central se vio obligado a deshacer alzas de tasas de interés que había implementado el año previo, citando tensiones en la economía nacional por las guerras comerciales y una desaceleración global. En el camino, el banco central pareció sacrificar su autonomía al ceder a las presiones del presidente Donald Trump, que quería bajas tasas y dinero barato. Pero había una razón más para la marcha atrás de la Reserva Federal, una que atañe a la esencia de su doble mandato de garantizar el pleno empleo y la estabilidad de los precios… la institución había subestimado la cantidad de estadounidenses desocupados, técnicamente no contabilizados como desempleados pero dispuestos a trabajar.
Cuando la tasa de desempleo cayó por debajo del 4% en 2018, la Fed creyó que había logrado su objetivo de pleno empleo. Su próximo desafío era asegurar que ese mercado laboral ajustado (con poca disponibilidad de mano de obra) no desencadenara una espiral de precios y salarios. Así que planeó una ruta para elevar las tasas de interés para desalentar la contratación. Sin embargo, la inflación no aumentó, ni siquiera cuando el desempleo continuó bajando.

Hoy, los funcionarios de la Fed realizan un ejercicio de introspección para descubrir en qué se equivocaron. En el centro de esas discusiones está la noción misma de pleno empleo. El desempleo cero es un objetivo casi imposible, ya que en un mercado laboral dinámico y pujante, siempre habrá algunas personas que estén temporalmente desempleadas entre cambios de trabajo. Por eso las autoridades se fijan mejor en el punto óptimo en el que el desempleo es bajo pero no lo suficientemente bajo como para detonar la inflación. Con todo, este nivel óptimo solo se puede extrapolar de la experiencia pasada.

En una comparecencia ante el Congreso en 2018, tras llegar a la presidencia de la Fed, Jerome Powell reconoció la falta de precisión: “Si tuviera que hacer una estimación, diría que (ese nivel) está en algún lugar cercano a 4, pero lo que eso realmente significa es que podría ser 5 y podría ser 3.5”. El término “pleno empleo” tuvo connotaciones políticas desde su origen en las profundidades de la Gran Depresión. Era más que un mero número estimado bajo pretensiones científicas por los tecnócratas de la Fed.

A fines de la década de 1930, el economista británico John Maynard Keynes derribó la idea de que el libre mercado proporcionaría suficientes empleos para todos los que quisieran trabajar. William Beveridge, calificado a menudo como el padre del moderno estado de bienestar de Reino Unido, elaboró en las ideas de Keynes en un libro de 1944 titulado ‘Pleno empleo en una sociedad libre’. Su premisa central era que “el mercado laboral siempre debería ser un mercado de vendedor”, explica David Stein, historiador de la Universidad de California.

En la concepción de Beveridge, la responsabilidad de garantizar ese escenario recaía en el gobierno. Su argumento encontró audiencia entre los votantes que temían que el final de la Segunda Guerra Mundial trajera niveles de desempleo de la era de la Gran Depresión.
Alza salarial
A pesar del flujo de noticias sobre el dinamismo del mercado laboral estadounidense, el crecimiento salarial, que se produjo tardíamente en la expansión económica y que no va exactamente viento en popa, está mostrando síntomas de desaceleración. El ingreso promedio por hora creció 2.9 por ciento en 2019, según el Departamento de Trabajo, muy por debajo de la tasa de 3.3 por ciento en 2018.

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