La economía despide el año en mejor forma de lo que se había anticipado, es lo que nos dicen los hechos.
Uno, el PIB real se expandió 4.2% interanual en noviembre, por dinamismo de sectores como hoteles, bares, restaurantes, construcción, manufacturas, servicios financieros y comercio. El pronóstico es que cierra el año en torno a 2.5%, lo que no está mal teniendo en cuenta que supera la media de 2.2% de América Latina según Consensus Forecasts.
Dos, explicación por el lado del gasto. Aunque todavía no tengo un retrato completo de los flujos exportaciones e importaciones del año, las cifras a noviembre hablan claro, no es que el ritmo de avance se moderó, sino que presenta tasas negativas, interanual las ventas externas disminuyeron (-4.3%) menos que las compras externas (-5.54%). El déficit comercial se redujo en US$1,217.4 millones, de US$17,215.29 millones en 2022 a US$15,997.89 millones en 2023.
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Tres, el pobre comportamiento del sector exterior lo deja como principal responsable del poco (2.5%) crecimiento esperado PIB real en 2023. Las exportaciones, decrecieron -4,3% a precios corrientes y estimo menos en volumen, -2.6%, por los precios de manufacturas, redujeron -1.7% según Organización Mundial del Comercio. Las importaciones, aunque reflejan el menor empuje de la demanda total, a precios corrientes la caída (5.54%) superaron las exportaciones, pero no así en volumen (-1.34%) por los precios de bienes importados (excepto combustibles), se redujeron -4.2% según la OMC.
Cuatro, por los cálculos anteriores sabemos que la aportación del saldo comercial al crecimiento del PIB real fue negativa en -1.26% (-2.60% – (-1.34%)). Es decir, y como viene siendo usual, la ralentización hasta 3.76% (2.5%+1.26%)) de la contribución demanda interna no fue compensada por la demanda externa neta, por ello, y como el sector exterior neto sigue siendo una fuerte restricción al crecimiento del sector real, repito lo que he escrito en otras oportunidades, las políticas públicas deben volcarse en apoyo a las exportaciones.
Quinto, también explica el menor aporte de la demanda interna la perdida de fuerza del ritmo de inversión publica en los primeros tres trimestres del año, con la buena noticia de que no se trató de un cambio de ciclo en la inversión productiva, porque no freno la creación de empleo que es lo que sustenta el consumo y, en definitiva, el avance de la economía.
Lo demuestra el hecho de que, en doce meses, de septiembre 2022 al mismo mes de 2023, la economía creo 222,496 empleos (un aumento de 4.8%), y desde el 16 de agosto de 2020, cuando Luis Abinader inicio su gobierno, a septiembre 2023, acumulado la economía creció 15.7%, un promedio anual de 5.2%, lo que se reflejó en el mercado laboral, los empleos recuperados y creados sumaron 560,180.
Sexto, la inflación interanual disminuyo 564 puntos básicos de un máximo de 9.64% en abril de 2022 a 4.00% en noviembre de 2023, proyectándose para el año por debajo de 4.00%, valor central del rango meta. Como consecuencia de la rápida desinflación, las remuneraciones, según la Encuesta Trimestral Mercado Laboral Banco Central, recuperaron capacidad de compra, en concreto, 4.05 puntos porcentuales, descontando al aumento nominal promedio anual de 11.45% del ingreso por hora a la semana del trabajador, la inflación interanual que promedio de 7.40%, de septiembre 2020 a septiembre 2023. Sin duda, ello explica el apoyo que ha tenido y tiene de los trabajadores el Gobierno de Luis Abinader.