El aborto en Italia, en entredicho por la alta tasa de ginecólogos en contra

El aborto en Italia, en entredicho por la alta tasa de ginecólogos en contra

Roma.  En la católica Italia, el aborto es un derecho desde hace 40 años pero su aplicación aún es complicada en muchas regiones ya que más del 70 % de ginecólogos del país se declaran objetores de conciencia.

Ante esta situación y el temor de que el actual Gobierno del antisistema Movimiento Cinco Estrellas (M5S) y la ultraderechista Liga haga “retroceder los derechos de las mujeres”, un grupo de ginecólogas feministas han pedido a la ministra de Sanidad, Giulia Grillo (M5S), que “aplique la Ley 194”, que regula el aborto en Italia.

La petición, impulsada esta semana en Change.org y que ya suma más de 100.000 firmas, tiene “aún más sentido” después de que esta semana saliera a la luz que un médico de Nápoles se negó en julio a intervenir a una mujer en riesgo de muerte por un aborto espontáneo, un asunto que se zanjó con el despido del ginecólogo.

Desde 1978, la llamada Ley 194 permite a las mujeres abortar gratuitamente sin restricciones los primeros 90 días de embarazo y solo en caso de peligro para la madre o malformaciones del feto tras ese periodo.

Sin embargo, la legislación también ampara el derecho a la objeción de conciencia de los médicos o del personal sanitario que, por lo tanto, no están obligados a practicar abortos si no quieren.

Este es, precisamente, el principal escollo para garantizar el derecho al aborto- si en 2005 los ginecólogos objetores representaban el 58,7 % en toda Italia, según datos del Ministerio de Salud, en 2016 ya eran el 70,9 %, aunque en regiones como Basilicata (sur) el porcentaje alcanza el 88,1 %.

«¿Cómo se puede garantizar así el derecho al aborto? La solución es simplemente aplicar la ley”, comentó a Efe la ginecóloga Silvana Agatone, una de las promotoras de la petición y presidenta de la Libre Asociación Italiana de Ginecólogos por la Aplicación de la Ley 194/78 (Laiga).

Asegura que “lo único que hay que hacer es aplicar completamente la ley, que dice que los hospitales deben ofrecer el aborto” y cree que la solución pasa por “establecer la presencia obligatoria de ginecólogos no objetores las 24 horas del día” y por “sancionar a los centros que no aseguren la plena asistencia».