El ambientalista Eleuterio Martínez enfoca el problema de agua en nuestro país y critica que a pesar de la angustiante situación, todavía no se aprueba la Ley de agua en nuestro país
Eleuterio Martínez, con sobrada experiencia de trabajo en el sector ambiental de nuestro país, agrega un novedoso elemento al debate de la problemática del agua y coloca el dedo en la llaga: “Toda el agua que va para Haití se genera en territorio dominicano. Estamos regalándole al vecino país alrededor de 100 metros cúbicos de agua por segundo”.
Sugiere que este problema hay que enfrentarlo con una legislación” porque el agua es fundamental para este país. Si la República Dominicana no se toma en serio la problemática del agua vamos a tener muchos, pero muchos problemas que no vamos a saber cómo enfrentarlos”.
Algo tan sensible como es la sequía recurrente, apunta el ambientalista, que ya se ha convertido como en algo de la cotidianidad nuestra, el llamado que hace la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD) para ahorrar agua es adviertiéndole a los lavaderos.
Es la misma canción, comenta, pero cambiándole, pero cambiando un poco el ritmo. El mismo problema lo tiene Santiago de los Caballeros. La presa de Taveras está descendiendo de nivel y el acueducto es un dolor de cabeza. Y el drama se repite en la Línea Noroeste del país. Santiago Rodríguez es el mejor espejo de donde la crisis del agua se ve con más claridad. Guayubín, que es uno de los principales ríos, prácticamente está seco. El Yaguajal, que es el segundo río está totalmente seco, y es donde está la toma del acueducto. Ese es el panorama tétrico de la Línea Noroeste”.
Refiere que en la región Sur del país “encontrarás el mismo panorama, la misma historia. ¿Qué significa esto? No es que no haya agua suficiente para el consumo humano, que es lo fundamental, el problema es la racionalización, de la gobernanza, de la distribución, del manejo, de la gestión del recurso agua. El problema más serio que tiene actualmente la República Dominicana es que no está gestionando como Dios manda este recurso”.
Se pregunta: ¿dónde está la planificación? Las instituciones responsables del manejo de este recurso, manifiesta, están cada una por su lado.
¿Por qué? “porque a ese gran problema hay que enfrentarlo con una legislación clara, definida. “Tenemos una norma suficientemente clara para cumplirla, se ignora totalmente. Me refiero a la Ley 632 de 1977. Esa ley está vigente, no ha sido derogada en ningún momento. La ley 6400, la ley ambiental, con todos sus problemas cada quien la aplica como le parece”.
Critica la forma como se maneja el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (Indrhi), una institución descentralizada del Estado dominicano y precisa que “el director de esa institución para nada tiene que ver con el viceministerio de recursos y agua del Ministerio de Medio Ambiente”.
Eleuterio opina que si no tenemos una ley de agua que nos permita organizar y dirigir este recurso “vamos a tener problemas muy serios, es decir, lo que tenemos lo vamos a agravar. Yo participé en la redacción y en los primeros contactos que se hicieron en 1997-98. Es decir, antes de tener la Ley 6400 ya se hablaba de una Ley de Agua”.
Pero esa Ley, precisa Martínez, fue introducida al Congreso Nacional hace más de 20 años, “y sucede siempre lo mismo: “Cuando se presenta un proyecto de ley pasa a ser una especie de ping pong, de la Cámara de Diputados al Senado y viceversa”.
El recurso agua, subraya Martínez, “está siendo visto como una mercancía con mucho valor que puede ser gestionada desde el punto de vista de la economía formal, donde los bancos comerciales y diferentes instituciones tengan que ver, y entre mayor sea la cantidad de actores que participen, mejor se reparte el pastel”.
¿Por qué el agua es un recurso apetecible? “Porque se puede comercializar. Ese ha sido el problema primario. Incluso, organismos internacionales, como el Banco Mundial, siempre viene con una receta de cómo se está haciendo en otros países. Son elementos exógenos, ajenos a nosotros, pero sí le prestamos mucha atención”.
¿Una autoridad nacional?
Según Martínez, se ha pensado en una autoridad nacional de agua, que haya una autoridad única para el manejo de las aguas. “La figura es bonita, muy buena, pero resulta sumamente peligroso porque este actor no quiere que gente que es clave en el manejo de medio ambiente meta la cabeza visible. Se quiere que El Ministerio de Medio Ambiente sea simplemente una figura decorativa nacional de agua, que no necesariamente va a depender de Medio Ambiente sino probablemente tenga una oficina en el Palacio Nacional”.
Apunta que en el 2010, con la modificación a la Constitución de la República, se introdujo un artículo que declara que las aguas nacionales “son un recurso patrio”, es decir es un recurso patrimonial que es imprescindible, inembargable, un seguro, un candado donde nadie pueda hablar de privatizar el recurso agua. En su artículo 15 la Constitución dice que todas las aguas dominicanas son propiedad del Estado y que es un derecho humano el acceso a este recurso y a su saneamiento”.
El objetivo primario de una Ley de Agua es la seguridad hídrica nacional, que el recurso esté siempre disponible y que haya una buena gestión, inteligente, que esos embalses son como el oro y hay que cuidarlos como un tesoro, que se administre con eficiencia, con racionalidad”.
AGUAS NACEN EN RD
“Todas las aguas dominicanas nacen en nuestro territorio mueren en sus costas. Las únicas cuencas internacionales compartidas con Haití van de nuestro territorio al vecino país. De hecho, la cuenca más grande de aquí la tiene el río Artibonito, con una extensión de 9,000 13 kilómetros cuadrados, casi el tamaño de Puerto Rico.
Toda el agua que va para Haití se genera en territorio dominicano. Si hay algún aporte de nuestro país a Haití es garantizarle agua. Estamos regalándole a ese país alrededor de 100 metros cúbicos de agua por segundo El único reservorio natural de agua que tiene esa nación es la presa Peligre.
El 80 por ciento de las aguas que tiene que ver con la producción, con el sostenimiento, con la vida, con la seguridad alimentaria, con la soberanía alimentaria del pueblo dominicano se produce en la Cordillera Central”. Tenemos alrededor de 1,800 kilómetros de bosques nublados que son primarios, que están en la cabecera de los ríos del país, y debemos cuidarlos. Lamentablemente el 86 por ciento de las cuencas hidrográficas del país están muy deterioradas, degradadas, altamente deforestadas y en un proceso de erosión muy avanzado”.