Por Luis Felipe Rosa Hernández

Los Juegos Centroamericanos y del Caribe XXV Santo Domingo 2026, desde ante del comité organizador ser designado por el presidente Luis Abinader con la anuencia de la alcaldesa Carolina Mejía, se constituyeron en una gran oportunidad en un desafío que pondrá a prueba nuestras capacidades organizadoras y la calidad de nuestras infraestructuras.

Esa parte corresponde al comité, al Estado y a la alcaldía del DN, en quienes depositamos nuestra confianza.

Pero ese no es el caso del Comité Olímpico y las federaciones, del personal técnico, ni el de la preparación de nuestros atletas, para que el movimiento deportivo de la brava República Dominicana pueda tener un desempeño como el que merecemos en esa gran fiesta del deporte, de la cual somos sus organizadores y su escenario.

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El comité ejecutivo de COD ha venido actuando como si no les importara nuestra responsabilidad y el papel que nos corresponde en esos juegos regionales, uno de los más importante del continente americano, asumiendo decisiones y conductas que disgregan y debilitan al movimiento olímpico dominicano, en vez de unificarlo y potencializarlo, procediendo con revanchismo y ausencia del liderazgo que las circunstancia ameritan.

Con una mentalidad de sicario, apartaron de la familia olímpica a cinco federaciones que no les eran afines para asegurarse el control absoluto, como actúan los capos.

En vez de poner en ejecución un programa de recomposición y recuperación institucional de todas las federaciones y del propio COD, sembraron el desconcierto y el escepticismo en toda la comunidad deportiva, que tantas veces ha llenado de gloria a los dominicanos.

No existe la asistencia técnica ni el seguimiento a los programas que deben cumplir las diferentes disciplinas deportivas, no obstante a que, de conformidad al informe financiero que debió conocer la asamblea general ordinaria celebrada el 27 de marzo, el Comité Olímpico Dominicano ha manejado un holgado presupuesto, muy diferente al que manejo el comité ejecutivo que encabezaron Colín y Gilberto, que -según se sabe- padeció el sabotaje y el estrangulamiento financiero orquestado por Camacho y Chanlatte desde el Ministerio de Deportes.

Es evidente que el actual dirección del COD no garantiza que lleguemos en buenas condiciones a los juegos, por lo que se imponen medidas heroicas que pongan el pandero en otras manos.

El comité, con el Centro Caribe Sport y el Miderec, deben tomar asumir la dirección y la administración de la preparación y participación en esos juegos bajo el liderazgo de Jose Monegro, Luisín Mejia y Kelvin Cruz.