El Código en su laberinto

El Código en su laberinto

Claudio Acosta

La oleada de indignación que han provocado, casi de manera simultánea, la aprobación atropellada del proyecto de modificación del Código Penal que nos retrotrae al medioevo y las declaraciones de un diputado oficialista que afirma sin rubor que las mujeres son propiedad de los hombres que se casan con ellas empieza a provocar reacciones tanto en la dirección del PRM, que en principio pensó que con desligarse de sus opiniones se lavaba las manos, como en la Cámara de Diputados, donde su presidente, Alfredo Pacheco, se ha pronunciado como si su aprobación fuera un hecho cumplido.

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Ayer la dirección del PRM le informó al país que solicitó al Fiscal Nacional y a la Comisión de Ética y Control de la organización “iniciar el proceso disciplinario correspondiente contra el diputado Eugenio Cedeño por sus declaraciones respecto a las relaciones sexuales no consentidas”. También vimos ayer al presidente de la Cámara de Diputados proponer que el Código Penal sea conocido en vistas públicas con el propósito de darle la oportunidad de participar en las discusiones tanto a los que apoyan la pieza como a los que se oponen, que a estas alturas ya hacen ola, a fin de garantizar que sea aprobada “con el debido consenso”. ¿Una maniobra para ganar tiempo y quitarse de encima a los periodistas o un gesto sincero con el que trata de enmendar un mal paso que ha puesto en apuros al gobierno y su credibilidad?

En el punto en el que nos encontramos no hay muchas razones para creer en las buenas intenciones de los legisladores, y menos aún después de enterarnos del contenido de las modificaciones con las que se pretende “modernizar” el Código Penal. Pero el rechazo que han generado envía un mensaje que ni a ellos ni al gobierno conviene ignorar, pues les está recordando que la sociedad dominicana cambió, que ya no es tan fácil engañarla, meterle gato por liebre, sobre todo después de pasarnos tantos años lidiando con gatos de distintas razas y pelaje.

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